Con 9.000 usuarios y una fábrica que abastece a cooperativas vecinas, el modelo de la Cooperativa Eléctrica y de Tecnificación Agropecuaria Parada Robles-Arroyo de La Cruz Ltda. (Cepral) evidencia cómo la diversificación productiva mitiga riesgos en contextos de alta morosidad tarifaria. El dirigente Daniel Suárez, secretario del Consejo de Administración, explica: “Nacimos para electrificar 20 viviendas donde ninguna empresa veía rentabilidad. Hoy fabricamos postes que vendemos hasta en Chaco, y ese ingreso extra nos permite sostener redes en zonas dispersas con apenas 10% de morosidad crónica”.

El referente -quien trabajó 45 años como empleado antes de jubilarse y sumarse al Consejo de Administración- detalla la evolución: “Agregamos telefonía en los 80, fibra óptica en los 2000 y hasta gestionamos gas envasado cuando el Estado retiró camiones cisterna. La adaptación constante es nuestro ADN”. La fábrica de postes, creada inicialmente para autoabastecimiento, hoy exporta el 40% de su producción.

El desafío intergeneracional es prioritario. Suárez admite: “Incorporamos dos jóvenes al consejo tras décadas de liderazgo senior. No sabemos si el problema son los viejos que no soltamos o los jóvenes que no se acercan, pero sin relevo no hay futuro”. La cooperativa integra la Federación Argentina de Cooperativas Eléctricas y una regional de 140 entidades que negocia compras agrupadas. Sobre tensiones urbano-rurales, el cooperativista señala: “La pandemia aceleró la llegada de habitantes permanentes desde AMBA. De 20 usuarios originales pasamos a 9.000, con demandas de calidad urbana en redes diseñadas para uso esporádico”.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en el programa Tendencias, en Radio Argentina (Resistencia, Chaco).

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