Los primeros días de abril la Red de Alimentos Cooperativos realizó un nuevo operativo de distribución de productos, que benefició a dieciséis organizaciones de consumidores de estepa y cordillera.

En esta ocasión, se movieron papas blancas y rojas, piñones y alfajores desde Cuesta del Ternero, recolectados y elaborados por trabajadoras de la comunidad Aigo; salsas de tomate, pastas de ají y dulces de producción chacarera de Ruca Choroi; miel de la Cooperativa Apícola del Comahue; aromáticas y medicinales de la Cooperativa de Aromáticas, estas dos formando parte del Complejo de Fernández Oro; y semillas agroecológicas de productoras de San Martín de los Andes.

El referente cooperativo de la Red, Carlos Isarola, contó que “la Red básicamente se basa en un vínculo cercano y directo entre consumidores organizados y productores organizados”.

“Nombramos primero a los consumidores porque descubrimos que la demanda organizada de consumo favorece y facilita la acción de los productores, haciendo que puedan planificar mejor la producción, garantizando canales de comercialización. Para el consumo, permite una demanda por fuera de la estructura y las propuestas hegemónicas de supermercados e hipermercados”.

Las bases sobre las que se asienta la propuesta están sostenidas por una mirada profundamente agroecológica que pretende alimentos de mejor calidad y más saludables, y la soberanía alimentaria. En cuanto a la dimensión de trabajo, se sustenta por la creencia en vender a precios justos.

Cooperativismo al servicio de la comunidad

Durante todo el año, la organización provee alimentos a todo el país, que surgen de 150 cooperativas y fábricas recuperadas.

En diálogo con El Portal de las Cooperativas, Isarola indicó: “Tomamos el alimento como cosa esencial, central en la vida de las personas, y el cooperativismo como modo de vínculo, desde los valores y principios”.

El funcionamiento de la Red de Alimentos se da de forma descentralizada y democrática en cuanto a la toma de decisiones. Sin embargo, cuenta con una coordinación conformada por diferentes zonas que integran la Red, que llevan adelante las iniciativas y están en contacto con las necesidades del territorio.

“Cada zona está en proceso de organizarse, de ir armando su propia coordinación zonal, su propios objetivos y representantes. Hoy la Red son alrededor de treinta organizaciones en toda la Patagonia Norte, con un desarrollo que alcanza a dos mil personas en conjunto”, explicó el referente.

Finalmente, aseguró que “en cuanto a las perspectivas, es seguir profundizando este vínculo, no solo con los grupos y nodos, sino profundizando el debate de por qué pensamos que esta es una buena manera de proyectarnos a una sociedad que procure el buen vivir, la soberanía alimentaria, generar condiciones distintas y mejores para las personas y el ambiente y su conjunto”.