“Del otro lado del puente hay gente que necesita de nuestras manos y nosotros las de ellos, juntos somos capaces de conseguir lo que nos hace bien. Frente a las cosas que se nos ofrecen en el medio, que están deshumanizadas, todo lo que podamos encontrar tendiendo manos nos va a favorecer, esta tormenta es una huida para delante de un sistema que muere”, con esta metáfora, que es más extensa en la entrevista radial, el director y coordinador pedagógico en la Cooperativa de Trabajo El Descubridor Ltda., Manuel Callau, reflejó cómo las y los integrantes de su institución están viviendo este año.

La Cooperativa tiene en su haber un gran número de producciones artísticas en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, y en este año particular se suman dos nuevas propuestas: una coproducción con una radio de Cataluña y un proyecto de formación con la escuela de actuación El Espión. 

“Estamos pendiendo de un hilo porque parecería ser que quieren cerrar el INAES, que me parece un gravísimo error, no sólo por nosotros sino por mucha gente que hace un trabajo serio e importante”, se lamentó el actor.

Ante las dificultades actuales dijo “estamos navegando en una palangana de dulce de leche, sin embargo, también, estamos tendiendo puentes”. El acuerdo con la escuela de Teatro El Espión consiste en la elaboración de un proyecto pedagógico para el 2025, que constará de una formación por cuatro años y terminará con una puesta en escena.

En noviembre, concluyen uno de los talleres con una presentación, continúan el trabajo con la Cooperativa de Trabajo Radio Gráfica, en relación a los radioteatros y manejan nuevas alternativas, que están en proceso de creación.

Como integrante de una cooperativa de gestión y producción artística, Callau reconoció que está inmerso en el mercado como cualquier trabajador: “Me gustaría que, en caso del teatro o la actuación, pongan al centro nuevamente al ser humano, al relato de historias que nos hagan bien y nos hagan crecer. Pero bueno, tampoco me puedo sustraer de lo que ocurre y necesito pagar el alquiler o ir al supermercado, esa es una realidad”.

Sin embargo, también es una realidad, que “no me salvo solo, me encantaría salvarme, pero el precio que hay que pagar para salvarse solo, no estoy dispuesto a pagar. No se trata de hacer la heroica, es complejo, hay cosas que se tiene que dejar con dolor y es el precio para construir otras que generan un poco de satisfacción, alegría y poco dinero”.  

Y a su vez, afirmó “entiendo perfectamente aquel compañero o compañera que por necesidad tiene que hacer cosas que no le interesan, porque mirar a los ojos a un hijo, cuando hay que pagar la olla, exige y compromete de la misma manera”.

En relación al trabajo cooperativo remarcó que es un trabajo difícil e interesante. Son 30 cooperativistas, de distintas edades y no todos participan de todo. Hay dos aspectos, lo que genera la cooperativa a nivel artístico, donde todos estamos disponibles. Después el otro, es el administrativo, que no todos están dispuestos porque muchos no saben lo que hay que hacer, al principio tuvieron que buscar asesores”.

Todo comenzó con una escuela de actuación, hace más 15 años, de donde surgió El Descubridor, para complementar a la propuesta de formación, otras laborales.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio Activa (Ingeniero Maschwitz, Buenos Aires).

Para seguir leyendo de la Cooperativa de Trabajo El Descubridor Ltda.