En el corazón de la comarca andina, en El Hoyo, Chubut, la Cooperativa Agrícola y de Provisión Paralelo 42 lleva casi tres décadas trabajando en la producción y procesamiento de frutas finas.

El presidente del Consejo de Administración de la Cooperativa desde hace cinco años, Matías Verge, explicó: “Nos dedicamos al servicio de frío y al empaque, que son esenciales para la conservación y comercialización de frutas como frutillas y frambuesas. Estas frutas, que son muy sensibles al calor, requieren cámaras refrigeradas para mantener su calidad desde la cosecha hasta la venta”.

La producción de la cooperativa se destina tanto al consumo fresco, como a la industria para la elaboración de pulpas, dulces y helados. Según Verge, una parte importante de la estrategia actual es reducir los intermediarios para que los productos lleguen directamente a los consumidores: “Queremos que gran parte de las ganancias queden en manos de los productores y, al mismo tiempo, lograr que el producto final sea más accesible para las personas”.

Desarrollo local y trabajo comunitario

Además del servicio de frío y empaque, la cooperativa opera bajo dos marcas: Paralelo 42, para frutas frescas y congeladas, y Kimelú, dedicada a productos elaborados como jugos, helados y mermeladas. “Kimelú es gestionada por una cooperativa de trabajo formada por ex empleados de la cooperativa. Hoy son ellos quienes llevan adelante la marca”, comentó Verge.

El impacto social de la cooperativa es evidente en una localidad de apenas 6.000 habitantes, donde las fuentes de trabajo son clave para el desarrollo. “Es un trabajo económico y social. Buscamos que las familias puedan vivir de lo que hacen, ya sea produciendo o elaborando alimentos a partir de las frutas locales. Aquí el turismo también juega un rol importante, y trabajamos para que los productores puedan aprovecharlo al máximo”, agregó el entrevistado.

Proyectos en marcha y desafíos

La cooperativa opera en un terreno cedido por la provincia bajo un convenio de comodato por 30 años. Si bien esto ha permitido desarrollar su infraestructura, el camino no ha estado exento de dificultades. Según Verge, uno de los mayores desafíos ha sido la falta de estabilidad económica y de apoyo sostenido: “Hubo momentos en los que el cambio en las reglas de juego nos agarró en plena producción y eso complicó mucho las inversiones”.

Entre los proyectos más ambiciosos está la finalización de una planta de elaboración de jugos, cuya construcción comenzó en 2015 pero fue postergada por cuestiones económicas. “Hemos avanzado con electricidad, quemadores y algunas máquinas, pero todavía falta mucho para que esté operativa. Esto nos permitiría incrementar el volumen de producción y competir con las grandes empresas”, señaló Verge.

Además, están trabajando en la adquisición de un vehículo para mejorar la logística de distribución de productos frescos en las zonas cercanas, así como en la renovación de cámaras de frío, algunas de las cuales datan de los inicios de la cooperativa.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por FM Tiempo (Rojas, Buenos Aires).
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