La Cooperativa de Trabajo Ñikemen Ltda. surgió durante la pandemia por Covid 19 en 2020, de la mano de un grupo de trabajadores y trabajadoras de la salud mental que, de manera voluntaria, recorrían hospitales acercándose a jóvenes en situación de calle y consumo, en la localidad bonaerense de Ituzaingó. Al detectar una necesidad que no tenía respuesta en las entidades oficiales, decidieron organizarse para continuar brindado tratamiento a quienes no podían acceder a él.

La tesorera de la empresa social, Silvia Olivera, contó: “En la pandemia era muy difícil trabajar con esto porque solamente se atendía el Covid, y no se podía pedir internaciones intrahospitalarias que eran necesarias. Así que pensamos que se contemple este espacio de atención para personas en situación de adicción y consumo agudo”.

De esta manera, convocaron a profesionales que abarcaban la psicología, trabajo social, psiquiatría, y operadores y operadoras, para crear una red de cuidados. De forma independiente, sin apoyo de ningún nivel del estado, formaron la Cooperativa.

“Pensamos que no tenemos que ser especialistas en nada, solo acompañar. Salimos de la rutina básica de lo que es el acompañamiento. Trabajamos de manera comunitaria, pero con un programa, un tratamiento personalizado, sin tener la cabeza institucional, hospitalaria”, indicó.

Identidad propia

El grupo se decidió por la figura legal del cooperativismo porque “creemos en él como un modelo colectivo. Trabajar en grupo de manera colaborativa y asociativa, es mejor. Veía en la economía popular y social cómo las personas se agrupaban, y cuáles eran las posibilidades, pero pienso que es una forma divertida y viable de hacerlo, trabajar asociativa y colectivamente”.

“Ñikemen significa albergar el viento. Trabajamos con personas en situación de calle, y es difícil trabajar y organizar dispositivos de atención. Hay que trabajar mucho desde lo territorial y el acompañamiento amoroso. Tenemos el desafío de acompañar adolescentes”, puntualizó.

Con una sede física en Sáenz Peña, Ituzaingó y Caseros, el equipo también trabaja en territorio, para salir al encuentro de estas problemáticas. Además, articulan con otras Cooperativas de Cuidado, y forman parte de una Red que les permite acompañarse y capacitarse.

Sin embargo, existen dificultades: “Creo que no tenemos límites, pero los límites están externamente. El desafío es poder seguir trabajando y dando lucha en este movimiento que es bastante importante hoy”.

En ese sentido, reflexionó sobre el momento histórico que se vive actualmente, ya que “si bien hay gobiernos más predispuestos al cooperativismo que otros en la historia de nuestro país, si no cambia la cabeza de la gente es difícil meter el cooperativismo como economía. Tiene que ver con el pensamiento, con la cultura. Se están dando pasos fuertes con esto. Y es importante posicionarnos, porque el cooperativismo es bueno y es la forma de organización social que necesitamos”.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio Pública de Marcos Paz (Marcos Paz, Buenos Aires).