Autoridades de la Cooperativa Eléctrica y Otros Servicios Públicos de Río Grande Limitada reconocen que la generación eléctrica para la ciudad llegó a un punto límite y que la criptominería tiene parte de la responsabilidad. Develaron que las tres mineras industriales de Río Grande consumen más energía que varias fábricas electrónicas que generan pocos puestos de trabajo y escasa rentabilidad impositiva para la provincia.

El jefe de usina de la Cooperativa Eléctrica de Río Grande, Walter García, explicó: “El tema del minado nos pone en situación crítica, pero no por el minado en sí mismo sino por la falta de generación que nos limita. La planta de generación actual no tiene aumento de potencia desde 2012. Eso no significa que no hayamos trabajado todo este tiempo, por el contrario, hemos presentado diversos proyectos para aumentar la potencia’.

García puntualizó que el minado es un gran consumidor y eso hace que la energía que usan y requiere no nos permita abastecer a otros sectores. La zona, dijo, hace que sea muy apto el minado en la provincia, por la baja temperatura, explicó y sumó: ‘No podemos otorgar energía en capacidades mayores a los 100 kilovatios. Ese es hoy nuestro límite de factibilidad’.

También explicó que el minado industrial, a gran escala, es hecho por empresas que tienen un contrato desde hace cuatro años, cuando no había restricciones vigentes. En la ciudad hay tres empresas grandes minando y una un poco más chica. Esas empresas tienen contratos de potencia declarados y están encuadradas en la nueva tarifa de minado.

“Representan todas juntas a varias industrias electrónicas del Parque Industrial de la ciudad. Están al nivel de las empresas plásticas. Las mineras están dentro de la categoría de empresas electro intensivas. Para comprar, una electrónica mediana consume 800 kilovatios y una minera a gran escala consume, en promedio, 2 megavatios”, ejemplificó el referente.

Por otra parte admitió que otro de los problemas que atraviesa la ciudad es que existe mucha gente que está minando a pequeña escala, en sus domicilios, que no están declarados y otras personas que tienen pequeños emprendimientos, también sin declarar. Todas ellas están pagando la electricidad que se les provee a tarifas residenciales, concluyó.