En 2008 un grupo de costureras comenzó sus primeros encuentros en lo que finalmente derivó en la conformación de la Cooperativa de Trabajo Septiembre Limitada. Después de atravesar su primera década de vida, hoy apuestan a seguir trabajando de forma on-line impulsando su propia marca.
Entrevistada por El Portal de las Cooperativas, su presidenta Marcela Navratil nos comenta cómo han podido hacer frente al aislamiento social, preventivo y obligatorio, abriéndose camino al e-commerce.
¿Quiénes conforman Septiembre Textil?
Toda la vida, nuestro staff fue siempre armado por compañeras que han sido cabeza de familia, una energía que parece atraemos, las que han pasado y se han ido, las que seguimos estando, hoy somos siete, todas mujeres.
¿Cómo se vive el rubro textil en el valle rionegrino?
El rubro es difícil, porque el valle no es textil, no hay empresas grandes textiles como referentes, como pilares en donde se pueda tener el aprendizaje textil, en producción en cantidad. Entonces, es difícil encontrar compañeras en el oficio y también porque nosotras al ser Cooperativa es más difícil aun.
Ante esta dificultad, ¿cómo se han sostenido?
Nos hemos dedicado siempre a realizar uniformes escolares, como nuestro fuerte, y camperas de egresados que hasta el año pasado fue el producto que nos sostuvo. Si bien tiene una temporalidad nos ha sostenido económicamente. Siempre tuvimos el dilema de cómo rellenar los meses en los que había una baja producción de estos productos. Una vez que comenzaba marzo se sumaban las nuevas producciones.
Este año, ¿cuál fue el mayor impacto que tuvieron y qué cambios les produjo?
Este año no veníamos bien porque los cuatro años de neoliberalismo nos hicieron muy mal, nos desajustaron la economía mínima que teníamos porque todo el mundo se ajustó y lo textil, es lo último siempre. Veníamos trayendo deudas para iniciar el año de egresados en marzo y la pandemia nos dejó totalmente expuestas.
En abril, mayo, pensamos en cerrar con mucha angustia porque las que quedamos tenemos mucha pertenencia al proyecto. Comenzamos a trabajar con retazos que tenemos, para elaborar un producto que si bien estaba desde siempre no lo habíamos visibilizado: acolchados de friza. A su vez decidimos apostar fuerte al trabajo importantísimo que aprendimos a darle el valor necesario, de comunnity manager, el trabajo de las redes sociales, conociendo así a una compañera, que hoy en día trabaja desde lo cooperativo, abarcando todo desde la fotografía de nuestros productos a organizarnos las redes sociales en ventas. Nos visibilizó y ayudó en esto, porque el local lo teníamos cerrado y hasta el día de hoy seguimos trabajando en el taller pero a puertas cerradas.
¿Cómo es y fue el cambio a una tienda on-line?
Todo se fue dando muy rápido, a partir de nuestra apuesta en redes, comenzamos también a realizar trabajos colaborativos, con una artista plástica de Villa Regina estampamos su arte en unas camperas para niñas y niños. Se da justamente que su compañero es de una Cooperativa de software libre y nos impulsan a armar una página web, nuestra tienda online, en conjunto con nuestra compañera dándole vida con una estrategia de ventas, hemos cambiado todo con ello, incorporamos flete, y nos estamos organizando mejor.
Apostamos a la marca propia, que es Jamelia. Todo lo que vaya surgiendo de aquí en más es para potenciar las redes y página web, entendemos que es el universo que se viene y ahora podemos llegar a todos los puntos del país.
Una textil con marca propia… ¿qué es Jamelia?
Cuando entendimos que estábamos repitiendo un modelo de producción, que de alguna manera tiene que ver con algo que rechazamos cuando nos ponemos en una Cooperativa, que es el trabajo bajo patrón y demás. De alguna manera lo textil en el país repite el modelo neoliberal, son cooperativas textiles que solo reciben prendas cortadas de grandes marcas, para poder alcanzar una gran producción y poder sostenerse. Que no está mal, porque en realidad lo que gestionamos es trabajo, no hay un error en ese concepto.
Pero nosotras lo vivimos en carne propia que queriendo repetir un poco eso con los uniformes y camperas de egresados, que en parte es como un modelo impuesto: teníamos que recibir de alguien prendas cortadas y no hay fábricas grandes. Entonces, ¿cuál es la salida a todo esto? Tener una marca propia. Investigamos mucho para llegar a ello ya que no hay Cooperativas textiles con marca propia. Investigamos aún más y apuntamos a realizar ropa en la que los talles sean del 48 al 60, inclusive más grandes.
¿Lo ven como un desafío para la industria de la moda?
A nosotras, las Cooperativas textiles nos cuesta tanto, porque la industria de la moda no tiene nada que ver con lo textil de resistencia que nosotras pregonamos. La industria del diseño en la moda es lo más fuerte que hay, por eso el desafío de poner una Cooperativa en ese lugar, que se pueda sostener con una marca propia, en ese lugar de poder en donde nosotras lo podamos captar y socializarlo en donde deja de estar el ego personal, no es de una sola persona, es de todas las que conformamos.
Es romper un montón de cosas preestablecidas que tiene el capitalismo en la industria. Sabemos que en el fondo es un desafío. Por eso llegamos a Jamelia en el 2015, con un fuerte empujón del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que había sacado un subsidio para sectores cooperativos que tuvieran alguna idea con diseño, y presentamos esta marca y nos aprobaron dándonos así lo que necesitábamos para largar la marca.
Con esto solventamos todo desde la publicidad, inversión desde el diseño también, participamos en observatorios de tendencia, talleres en cuanto a la invisibilizacion de los cuerpos en cuanto a talles grandes. Nos fuimos nutriendo de muchos saberes para llegar a confeccionar las prendas, acompañamos la transgresión a la moda, con prendas que todas nos queremos poner y no que se nos tape. Por eso nuestros diseños tienen mucha transparencia, escotes, prendas cortas, que antes era impensado poder encontrar en nuestros cuerpos prendas así. No queremos hacernos ver más flacas, sino poder tener una prenda que nos guste y se adapte a nosotras, no al revés.
¿Cómo seguirán trabajando en este contexto de restricciones en pandemia?
Nos ofrecieron desde el estado reconversión dentro de la Cooperativa para la fabricación de barbijos homologados, y fue difícil porque somos dos quienes podemos participar de forma física en el taller, el resto trabaja desde su casa. Por intermediario de fleteros nos hacen llegar las prendas cortadas o confeccionadas.
Nuestra dinámica hoy es muy compleja para poder entregar una producción a gran escala. Igualmente seguimos creyendo, afirmando y sosteniendo con nuestro accionar que el cooperativismo de Trabajo es el rescate de personas, que lo textil es resistencia y que le vamos a seguir buscando la vuelta hasta las últimas consecuencias, porque todas hemos pasado por el trabajo bajo patrón con experiencias nefastas, seguimos eligiendo el trabajar dentro de forma cooperativa.
Podemos encontrarlas en su página web.
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