La organización surgió en 2003 como respuesta a una de las tantas crisis económicas del país, y se consolidó en 2007 con la puesta en marcha de una planta de producción lechera y quesería en la zona rural de El Soberbio, en la colonia Mariano Moreno. El objetivo inicial fue ofrecer una alternativa a la producción de tabaco, dominante en la región, y generar oportunidades en un contexto de escasas posibilidades económicas y geográficas adversas.

La secretaria de la Cooperativa Agropecuaria Sarandí Ltda., Cristina Silva, explicó: “El desafío era llevar adelante una actividad productiva en una zona no tradicional para la lechería, que hoy se denomina lechería extrapampeana”. Desde entonces, unas 30 familias participan activamente en la producción y comercialización de quesos y ricota.

La planta se ubica a apenas dos kilómetros del río Uruguay, en una región de cerros y caminos complejos que exigen un esfuerzo logístico diario. “El camión que recoge la leche recorre más de 250 kilómetros cada vez. A veces tiene que pasar por arroyos crecidos y enviar la leche con una manguera”, detalló la trabajadora.

A lo largo de los años, el grupo enfrentó múltiples obstáculos. “El mismo día que recibimos un premio en una feria de agricultura familiar, explotó la caldera por falta de conocimiento técnico. Tuvimos que aprender todo desde cero”, recordó. A pesar de ello, el proyecto sigue en pie gracias a la autogestión de sus integrantes. “Los mismos socios hacen el queso, venden, buscan leña. Todo lo hacemos nosotros”, afirmó. Actualmente, el emprendimiento produce tres tipos de lácteos: queso barra, queso tierno y ricota. “Después de 20 años, por primera vez no vamos a tener faltante de stock en Semana Santa. Siempre tuvimos más demanda que oferta”, celebró.

La experiencia se distingue también por su fuerte impronta femenina. “Hoy la presidenta es una mujer que vino del Brasil a trabajar en una chacra, y que sin haber terminado la primaria lidera la gestión con gran capacidad. La maestra quesera es una joven egresada de una EFA. Y yo, como secretaria, soy docente jubilada”, señaló Silva.

Respecto al trabajo colectivo, enfatizó que requiere compromiso humano: “Significa tener mucha paciencia, mucho amor. Las relaciones personales no siempre son fáciles y hay que poner el hombro por el otro sin esperar nada a cambio”.

Además, destacó la importancia de la transparencia y la distribución justa de los ingresos: “El cooperativismo debe demostrar que lo que se genera vuelve al productor. Tiene que haber equidad y una fuerte dimensión social”.

El proyecto, nacido desde la necesidad y la voluntad de permanecer en el territorio, logró construir una alternativa económica viable y respetuosa con las particularidades locales. En palabras de la cooperativista: “Estamos en un rinconcito de la patria, buscando una forma digna de vivir de lo que hacemos”.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en Radio Atlántica (Mar de Plata, Buenos Aires).

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