La Cooperativa de Trabajo Taku Ltda. tiene su origen en Capilla del Monte (Córdoba), donde un conjunto de molineros artesanales y agroecológicos se sirven de los frutos que les brinda el monte. Su mayor referencia es la vinculación con todo su entorno, y como dato relevante, la palabra Taku -procedente del quechua- significa árbol sagrado

“Empezamos con la algarroba, que era lo que teníamos más cerca en Capilla del Monte, con un fruto que no solo es dulce, sino que también tiene un montón de propiedades para la salud que se usaba mucho en la zona”, comentó la presidenta de la empresa social, Alejandra Frassati.

La cooperativista remarcó que el fruto de la algarroba se fue perdiendo como elemento ancestral que tenía en la cocina de la zona. “Se hacían un montón de cosas en base a la algarroba”.

Desde la Cooperativa Taku se pusieron en marcha para devolverle su lugar, confeccionando harina de algarroba que se utiliza para hacer budines, galletitas y todo lo que sea pastelería y panadería. “Somos 13 familias, la mayoría mujeres proveedoras de sus hogares, jóvenes menores de 30 años y su primer trabajo ha sido el cooperativismo”. Se identifican como ambientalistas que luchan por el cuidado del monte y la identidad cordobesa.

Otro emprendimiento presente en la institución es la harina sin gluten, remarcando la completa inexistencia del trigo en las preparaciones. “Somos muy conocidos por nuestra polenta, porque es la polenta de la abuela, esa que la tenés que batir en su cocción 10 minutos, no precocida sino natural”.

La mayoría de la clientela es de la propia comunidad y de otras a las que acceden con su producción, que encuentran precios justos y conscientes. “Por medio del cooperativismo pude ver otro camino, otra manera de hacer la economía. Sin patrón y sin explotación”, concluyó.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en el programa Bienestar y otras yerbas, en AgenHoy Radio (Florencio Varela, Buenos Aires).

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