La Cooperativa de Trabajo Acompañantes de Personas en Situación de Calle Ltda. (APerSiCa), con sede en el barrio porteño de Barracas, se prepara a cumplir una década de vida. Surgió como réplica en Ciudad de Buenos Aires de lo que el Papa Francisco impulsó en el Vaticano: un espacio de encuentro, acompañamiento y reconocimiento para personas en situación de calle, sin requisitos ni filtros previos.

“Si él (Papa Francisco) lo hacía en la plaza San Pedro, de Roma, podíamos replicarlo en la ciudad de Buenos Aires, sabiendo que existía la posibilidad de dar respuesta a una enorme demanda que había de hermanos y hermanas en situación de calle y precisaban de un lugar en el cual los recibieran, sin poner condiciones, es un hermano que necesita ser reconocido en su dignidad de  persona, desde nuestra mirada creyente, de hijo de Dios y que merece que se lo abrace, así como viene”, recordó el presidente de la Cooperativa de Acompañantes de Personas en Situación de Calle, Pablo Iannuzzi.

La Cooperativa adoptó desde el inicio el modelo de las Cooperativas sociales italianas, originalmente ligadas a la salud mental. El esquema elegido es de un mix de las Cooperativas sociales del tipo A y B. Es decir, “está compuesta por profesionales, talleristas, trabajadores sociales, psicólogos, además de personas que atravesaron situaciones de calle, consumos problemáticos o tratamientos de salud mental. Hoy reúne entre 30 y 40 socios”, detalló.

“Hoy en día sigue siendo ese espacio, de una primera reflexión y acompañamiento para las personas en situación de calle y también se generaron talleres para el acompañamiento de otras vulnerabilidades, de salud mental. Nuestro objeto social es la búsqueda del bien común, no producimos un bien específico, sino que brindamos ese servicio de acompañamiento integral”, especificó su presidente.

Por su parte, el sacerdote Sebastián García, quien también es secretario de la entidad, reforzó la misión de la misma. “Partimos de reconocer que es una situación compleja y que se identifican tres dimensiones que conviven en una persona en situación de calle: la falta de vivienda o inestabilidad habitacional, el consumo problemático de sustancias psico-adictivas y la salud mental”, definió.

APerSiCa trabaja articuladamente con Hogar de Cristo, Padre Hurtado, Red Puentes, Vientos de Libertad, hospitales como el Borda y otras instituciones que intervienen en el territorio. También recibe aportes comunitarios y, en menor medida, apoyo estatal.

El corazón de su práctica está en ayudar a las personas a redescubrir capacidades mediante talleres de carpintería, huerta, artesanías y distintos oficios surgen a partir de aquello que cada uno sabe o quiere hacer. Esas producciones luego son vendidas en las ferias del barrio, después de misa y también reciben donaciones permiten sostener esa primera etapa donde todavía se intenta reconstruir una vida posible.

Una Cooperativa con identidad propia

A diferencia de una ONG o una fundación, ser Cooperativa implica horizontalidad, democracia y participación. APerSiCa es una experiencia donde profesionales y personas en situaciones de vulnerabilidad tienen el mismo derecho a opinar, decidir y construir. “Nuestro objeto social es el bien común”, sintetizó Iannuzzi.

El sacerdote agregó que la figura Cooperativa les permitió vivir como iglesia más sinodal, horizontal, donde se construyen criterios en comunidad y el centro está siempre en la dignidad de cada persona. La Cooperativa no es un “anexo” a la Parroquia, sino que “la comunidad tiene una participación activa en el acompañamiento”, destacó.

Durante la pandemia, se acompañó situaciones extremas, por lo que se profundizó el trabajo con quienes enfrentaban hambre, aislamiento y deterioro de la salud mental. Desde 2021 en adelante se consolidaron convenios, alianzas y redes que hoy hacen posible un acompañamiento más integral.

APerSiCa se prepara para cumplir diez años de construcción de redes y comunidad para sostener trayectorias de vidas complejas y abrir caminos reales de inclusión. La sede de la Cooperativa se encuentra en la parroquia del Sagrado Corazón.

“Gracias por visibilizar y unir. Hay muchos esfuerzos dispersos que sueñan con un mundo más justo, fraterno, solidario y digno de ser vivido”, concluyó García.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en Radio Nacional Viedma (Viedma, Río Negro).

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