La Cooperativa de Trabajo Taku Ltda. se enfocó este año en el fortalecimiento de la comunicación y el afecto entre sus integrantes, para afrontar el desafío que implica crecer en la comercialización. “Para romper este sistema capitalista feroz de competencia, nos tiene que ir bien, ser ejemplos para otras cooperativas, contar con sueldos dignos y que el otro pueda enamorarse de la idea y pueda sostener la cooperativa”, explicó la presidenta, Alejandra Frassati.

La Cooperativa Taku nació en Capilla del Monte (Córdoba) y elaboran productos agroecológicos, libres de gluten. Son trece familias, la mayoría jóvenes, donde su primer trabajo es cooperativo. El 70% son mujeres, sostenedoras de sus hogares.

Ante la realidad de que el trabajo de la Cooperativa crece y aumenta la venta, va exigiendo resolver y optimizar ciertas cuestiones, como por ejemplo los tiempos de producción, empaquetado, y para eso también, tienen que definir cuánto se quiere trabajar. “Lo que quisimos trabajar fue el amor, amar el proyecto, trabajar desde el afecto y de ahí, plantearnos si hay un techo o llegaremos a grandes escalas y si queremos tener tiempos libres”, detalló.

Hasta el momento, la comercialización se realiza en ferias, algunas personas tienen sus puestos, y luego realizan envíos a cooperativas de otras provincias como Buenos Aires y Santa Fe. “Formamos parte de nodos que trabajan por la soberanía alimentaria, elegir lo que uno come, a un precio justo. Las ventas las realizamos con toda una cuestión de confianza y amabilidad, si hubo un problema con algún producto, se charla desde otro lugar, para que perdamos lo menos posible todos”, explicó.

“Hay que volver para atrás, agradecer a la tierra lo que nos da y como seres humanos tenemos el poder de parar y ver lo que la tierra nos está diciendo. No podemos competir con las grandes empresas, la gente es la que tiene que cambiar el chip y elegir otra opción, productos hechos con amor, para estar sanos”, alentó.

Taku elabora alimentos como harina y café con los frutos del algarrobo, mistol y chañar, entre otros, provenientes del monte nativo. Además, “elegimos que todos nuestros molineros estén libres de gluten”, afirmó la cooperativista.

“La cooperativa es heterogénea, está integrada por personas nativas en Capilla del Monte y otras que vienen escapando de las grandes ciudades”, describió la presidenta y manifestó que “a la mayoría de los compañeros de la Taku, le dijeron que lo único que podían hacer era mucama de un hotel, donde son explotadas, o desmontar, para que grandes empresas del mercado inmobiliario hagan su negocio. Tener otras salidas laborales, les fortaleció mucho. La idea es poder crecer para invitar a más socios de la zona, para que los jóvenes no se vayan, porque los trabajos que consiguen, no son bien pagos o son maltratados”.

Frente a la realidad laboral del lugar, este encuentro de diversidad de miradas, fue una posibilidad de enriquecimiento recíproco. “Los que veníamos de las ciudades, pensamos qué se podía hacer, y al entrar en contacto con el monte, a reconocer los frutos, lo que te da de comer, empezamos con el proceso de decir el algarrobo es un alimento del futuro, que remplaza a las azúcares, está libre de gluten. Así unió, a los jóvenes por la alternativa laboral con los adultos mayores, que tenían ideas de cooperativismo, la única salida es una empresa social, que nos reditúe y nos dé un salario digno”, reiteró.

Frassati aseguró que “todo lo cooperativo, sin patrón, con solidaridad, con capacitación, es otro camino y también es duro, porque el desafío es que podamos tener un salario digno”.

A la vez, distinguió la posibilidad de conectarse con otras cooperativas para compartir el proceso, “poder juntarnos, hacer red, conformar una federación, ahora estamos intentando habilitar todos nuestros espacios a nivel nacional”.

Si bien “algunos tuvimos ideas cooperativistas, nunca estuvimos en una, tenés que aprender un montón, es complicado el procedimiento, pero es la única manera. En estos años, algunos ya logran hablar y defender su proyecto”, celebró la productora.

Finalmente, Frassati recordó: “Pertenecemos al Movimiento Dignidad y desde allí tuvimos la posibilidad de acceder al Potenciar Trabaja, con lo que pudimos sostener el proyecto, darle su tiempo, se puede hacer bien o mal, tratamos de hacer lo mejor posible. Eso permitió que gente muy joven esté en la cooperativa, y con la ayuda del Estado, logramos obtener maquinaria”.

También expresó la dificultad en la actualidad de llegar a un salario digno detrás de la inflación, sabiendo que tienen el condimento adicional de ser alimentos agroecológicos y sin gluten.

Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas realizadas por Radio Gráfica (CABA) y AM 1010 Onda Latina (CABA).