La Cooperativa de Trabajo Reciclar Campo de la Rivera Ltda. surgió en Campo de la Rivera, en la capital cordobesa, cuando un grupo de 15 personas decidió organizarse ante la necesidad urgente de generar ingresos.

Muchos de ellos habían quedado sin trabajo en los primeros meses del aislamiento y encontraron en el reciclaje no solo una oportunidad económica, sino también una actividad con la que varios ya tenían vínculos familiares. Para algunos como el referente de la entidad, Franco Rojas, la transición fue total: pasó de estudiar y trabajar en topografía a involucrarse completamente en el mundo cooperativo.

Los comienzos fueron humildes. Apenas contaban con una balanza adquirida en cuotas y una camioneta antigua prestada por un familiar. Sin embargo, ese punto de partida marcó el espíritu de esfuerzo colectivo que caracteriza a la Cooperativa. Con el tiempo, el crecimiento llegó de la mano del compromiso de su masa societaria y de la expansión de la actividad. Hoy disponen de maquinaria específica, como tres prensas enfardadoras que funcionan en doble turno y que permiten procesar fardos de entre 400 y 600 kilos.

El cartón y el papel constituyen su base productiva. Solo de cartón logran reciclar unas 250 toneladas por mes, aunque en total la cifra asciende a 400 mil kilos mensuales al sumar materiales como hierro y plásticos. El proceso incluye la recolección -realizada tanto por sus socios y socias como por trabajadores independientes y privados-, la recepción en distintos puntos de acopio y el posterior tratamiento en su sede principal, conocida como “La Siberia”, donde compactan, lavan o trituran según el tipo de residuo.

A medida que la producción creció, también lo hicieron los acuerdos comerciales. La Cooperativa abastece a papeleras de Buenos Aires, Santa Fe, Tucumán y Jujuy, y logró incluso exportar PET procesado a Brasil, concretamente a la región de São Paulo. La expansión fue acompañada por convenios con el municipio de Córdoba, especialmente en el marco de políticas vinculadas a la economía circular, lo que permitió fortalecer la recolección en la zona céntrica y sumar mayores volúmenes de material.

Otro de los avances significativos fue la adquisición de su propio espacio físico en Campo de la Rivera, desde donde opera gran parte de la estructura. Ese crecimiento no estuvo exento de sacrificios personales: algunos integrantes vendieron terrenos o destinaron sus indemnizaciones laborales para financiar vehículos y maquinaria, impulsando la profesionalización del proyecto.

A futuro, el gran anhelo es poder realizar en Córdoba el proceso químico que convierte el cartón reciclado en pasta y bobina, una etapa que hoy depende de plantas ubicadas fuera de la provincia. La falta de financiamiento y las dificultades para acceder a créditos son los principales obstáculos, especialmente en un contexto donde la apertura de importaciones provocó una fuerte caída del precio del cartón.

A pesar de ello, el espíritu cooperativista se mantiene firme. Para Rojas, la experiencia no solo significó una salida laboral, sino también la oportunidad de dignificar un trabajo históricamente subestimado: “Para la sociedad puede ser basura, pero para nosotros es la fuente de trabajo que le cambió la vida a muchas familias”. Su mensaje a quienes sueñan con formar una Cooperativa es claro: no temer, buscar asesoramiento y no detenerse ante las dificultades.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en FM Tiempo (Rojas, Buenos Aires).

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