En la localidad cordobesa de Conlara, se encuentra la Cooperativa de Trabajo Apícola San Ambrosio Ltda. que logró consolidar un proceso que lleva más de diez años de construcción. Lo que comenzó como una pequeña asociación civil, hoy es una experiencia cooperativa que trabaja para sostener la apicultura y agregar valor a cada producto de la colmena.

Originalmente asociación civil, hace tres años que se conformó como Cooperativa. “Estamos en una región de la provincia que está más vinculada al noreste de San Luis, Mendoza y San Juan. Los niveles de organización son difíciles de constituir y más adentro del sector agrícola, por eso la mención de tantos años de trabajo y que están fundamentalmente vinculados al desarrollo de la diversificación de los productos de la colmena”, relató uno de los referentes, Matías Muñoz.

La idea de ver a la Colmena como una manera productiva en su integralidad, tiene un trabajo comercial, que significa buscar mejores posibilidades de venta de la producción y esto es lo difícil de este tiempo. “Se fue complejizando, tanto en los riesgos productivos a nivel ambiental, la pérdida del monte nativo en Córdoba, que es un factor fundamental para la actividad, la existencia de un ambiente viable para realizarla”, detalló. Sin dejar fuera, los costos de producción, principalmente por el costo del combustible y el estancamiento de precio a nivel internacional.

“Este panorama hizo que le demos la vuelta a un montón de instancias”, sostuvo. Por ello, lograron la elaboración de hidromiel, en conjunto con la Universidad Nacional del Río Cuarto, en el marco del programa de apicultura. Otra producción fue de propóleo y en el caso de la miel, concretaron el proyecto de agregarle valor con el fraccionamiento.

Por otra parte, Muñoz mencionó que queda sólo el 3% del bosque original nativo y agregó, “estos índices de explotación no son muy alentadores. Desde el punto de vista de la presión inmobiliaria y sobre todo del corrimiento que la ganadería tuvo por la cuestión del monocultivo en Córdoba hacia el noroeste es un gran desafío para todos.  Para generar auténticamente un ordenamiento territorial”, definió.

Trabajo regional

La cooperativa en todos estos años trabajó para evitar tener intermediarios y puedan obtener ellos mismo sus mercados de exportación. “Lo que sucede la mayoría de las veces, es que queda todo en manos privadas y los productores o las cooperativas siguen siendo productores de materia prima y se les paga mal”, evaluó.

Por eso, después de siete años de trabajo y coordinación, San Ambrosio se unió con la Cooperativa Regional Cruz del Eje, la Cooperativa de Ischilín y la empresa Broution para conformar un consorcio regional. En el 2024, la articulación de estas tres entidades alcanzó un hecho histórico: la obtención de la indicación geográfica (IG) para las mieles del noroeste cordobés.

La certificación, una de las pocas del país, se apoya en investigaciones científicas que identificaron tres variedades propias del monte nativo, definidas por sus características botánicas, sensoriales y físico-químicas. “Se implementa una trazabilidad y un protocolo, que garantiza al consumidor que esa miel tiene determinadas características sensoriales, de sabor, de color, etc.”, complementó Muñoz.

Para capitalizar este logro, el consorcio lanzó una marca colectiva: Puro Monte, que busca posicionar la miel fraccionada en nuevos mercados. Se encuentran en la etapa de buscar financiamiento y formalización del consorcio a nivel comercial. “No tenemos una espalda financiera, por eso ahora estamos necesitando financiamiento, para empezar a girar la rueda en la retención del capital productivo y que esa miel no se derive al sistema exportador, sino que podamos canalizarla para el desarrollo de esta marca”, explicó. Finalmente, señaló que está en los planes consolidarse como proveedores de miel fraccionada también en el mercado interno. 

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en Radio Nacional Viedma (Viedma, Río Negro).