Fue presentado en la Jornada de la Red Latinoamericana de Mujeres de la Economía Social y Solidaria, a cargo del Comité de Equidad de Género de la Confederación Cooperativa de la República Argentina (Cooperar) y la Secretaría de Género de la Confederación Argentina de Mutualidades (CAM). La realización estuvo a cargo de la Cooperativa de Trabajo Coomuniccar Limitada.

“Si bien la historia del cooperativismo y el mutualismo tienen larga data en nuestro país, las mujeres muy excepcionalmente han ocupado espacios de representación en consejos de administración y espacios de participación en entidades de primero, segundo y tercer grado”, da el puntapié para replantear los parámetros en lo que se han transmitido las vidas institucionales.

Desde 1854, en las mutuales pioneras, solo los varones eran reconocidos como socios activos con posibilidad de integrar las juntas de gobierno. No existía el impedimento formal, pero de hecho los varones considerados jefes de familia, eran los socios y consecuentemente los dirigentes.

Si bien existen históricamente claras evidencias que las mujeres han tenido una participación activa en las entidades, por ejemplo, en los años setenta se realizó el Primer Encuentro de Mujeres Cooperativistas Argentinas, un concurso de ensayos y una conferencia sobre la participación de las mujeres coincidentes con el Año Internacional de la Mujer, por parte de la Organización de Naciones Unidas. “Las actividades se concentraron en las comisiones de cultura, promoción, servicios sociales, y excepcionalmente componían las comisiones de socias. Se trataba de una organización interna signada por la división sexual del trabajo respecto al tipo de actividades y tareas”, subraya el relato junto a un prolífico aporte fotográfico.

Transversalidades

La lucha del feminismo se reconoce como fuente de la ampliación de derechos y reconocimiento de las mujeres: “Gracias a tantas luchadoras, las reconocidas, las ignoradas, las silenciosas, aún por descubrir podemos referenciarnos con quienes lucharon por la conquista de derechos civiles y políticos, también por el derecho a la vida y a la tierra”.

También el material reconoce las contribuciones femeninas en diversas etnias y momentos históricos:
“Las mujeres originarias aportaron los ayllus como forma de organización comunitaria, a pesar de los diversos atropellos padecidos por conquistadores y criollos. Las llamadas pioneras recordadas por el acceso al voto y otras tantas reivindicaciones que se extendían a diversos ámbitos de la vida. Las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo ofrecen la vivencia de lucha y memoria por sus hijas, hijos, nietos y nietas, frente a un estado patriarcal que se tomó la potestad sobre las existencias”.

En el video reivindica el ingreso a la democracia, y el aporte de las luchas feministas actuales, a través de los encuentros anuales, que abogan por la plurinacionalidad y la diversidad de identidades.

En 1988 se realizó por primera vez en el Encuentro de Mujeres un taller de cooperativismo y género que se sostiene con diferentes nombres y que abarca el mutualismo, las empresas recuperadas, la economía solidaria y otras formas autogestivas de organización.

“Aprendemos a referenciarnos en colectivo, ampliamos y enriquecemos nuestra grupalidad en la diversidad que somos”, acentuó como logro.

La lucha colectiva apunta una nueva agenda en el sector, en especial, medidas para la promoción de la participación de mujeres y diversidades, que incluyen la sensibilización, el fortalecimiento y la responsabilidad en la toma de decisiones, con un acceso real.

Fuente: Prensa Cooperar.