En la localidad de Chamical, en el corazón de los La Rioja, un grupo de productores apícolas impulsa desde hace más de una década un modelo de trabajo asociativo basado en la calidad, el cuidado del ambiente y el agregado de valor en origen. En una región marcada por un clima semiárido y precipitaciones escasas, la apicultura se consolidó como una actividad complementaria clave para la economía local.

La Cooperativa Apícola El Morado Ltda. nació a partir de la capacitación y la organización colectiva. Sus inicios se remontan a 2012, cuando un grupo de productores realizó un curso de iniciación apícola y comenzó a trabajar de manera conjunta para abaratar costos y mejorar la producción. Dos años más tarde, en 2014, formalizaron la experiencia y obtuvieron la matrícula del INAES, dando así el paso definitivo hacia la consolidación institucional.

Actualmente, la entidad está integrada por 13 socios y socias activos, en su mayoría pequeños productores que manejan entre 25 y 100 colmenas. El enfoque productivo se centra en la obtención de miel de alta calidad antes que en grandes volúmenes, una decisión estratégica vinculada a las características del territorio. Chamical se encuentra dentro de una macroregión semiárida, con un promedio histórico de apenas 400 milímetros de lluvia anuales, lo que condiciona una floración estacional y define una miel con atributos particulares.

La producción melífera se concentra entre fines de octubre y marzo, período en el que las precipitaciones permiten el desarrollo floral. El resto del año se destina a tareas complementarias, mantenimiento y capacitación. La baja humedad ambiental y la ausencia de agricultura intensiva favorecen una miel proveniente de flora silvestre, un rasgo altamente valorado en los mercados internacionales.

En cuanto a sus características, la miel producida en la zona presenta una amplia gama de tonalidades. Si bien por definición es de color ámbar, pueden encontrarse variedades más oscuras, como la miel de mistol, de tonalidades rojizas y consistencia líquida durante todo el año, y otras más claras, como la de algarrobo, que al cristalizar adquiere un color blanco intenso. Estas particularidades están directamente asociadas al entorno natural y al llamado “terruño”, concepto que expresa la identidad del lugar donde se produce el alimento.

La comercialización también forma parte del trabajo cooperativo. En el departamento Chamical se concentra entre el 45 y el 50 por ciento de las colmenas de toda la provincia de La Rioja, lo que históricamente atrajo a acopiadores externos. Sin embargo, en los últimos años se avanzó en la venta fraccionada y con marca propia, fortaleciendo el precio y reconociendo el valor del origen. Cada productor cuenta hoy con su clientela y canales de venta, reduciendo la comercialización a granel.

Parte de la producción se destina a la exportación, principalmente a mercados de Europa y Asia, donde la miel argentina es altamente demandada. Alemania se destaca como uno de los principales consumidores a nivel mundial. En este contexto, la habilitación de la planta de extracción ante el SENASA aparece como un paso fundamental para ampliar mercados y acceder a góndolas nacionales.

La apicultura en Chamical se desarrolla bajo estrictos cuidados sanitarios y productivos. La baja intervención agrícola y el manejo artesanal convierten al proceso en un verdadero “laboratorio a cielo abierto”, donde la trazabilidad y la calidad son prioridades. No se registran antecedentes de contaminación en la producción local, lo que refuerza la confianza en el producto.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en Cadena Nueve (Nueve de Julio, Buenos Aires).