La Cooperativa de Trabajo La Teodora Ltda. surgió como un emprendimiento familiar, y rápidamente comenzó a formarse como un proyecto más grande. Actualmente, son más de doce familias las que se benefician con su actividad, y articularse con otras entidades de la economía social.

La historia de la empresa comienza en 2007, cuando Martín Estrada se desempeñaba en el sector privado, quedó sin trabajo. Como indemnización, recibió una máquina de coser, y camperas de cuero, por lo que decidió poner a la venta las prendas y conservar la herramienta.

“Me puse a fabricar. Arranqué con un emprendimiento, y de a poco fuimos escalando, consiguiendo buenos clientes. Nos vimos en la necesidad de aumentar la producción e incorporamos familias del barrio. Mientras estábamos en ese crecimiento, nos dimos cuenta de que había mucha informalidad en el rubro, y decidimos organizarnos para aunar fuerzas, intercambiar saberes, y poder salir adelante con este emprendimiento que fue después la Cooperativa”, contó el referente.

Dentro de los cambios más significativos de la empresa, destacó la posibilidad de tener un taller propio, cuando antes el material se preparaba y distribuía en los talleres de cada trabajadora y trabajador. Asimismo, como parte de la Federación Unión Nacional Argentina de Trabajo (Funcat), inauguraron un Polo Productivo en Don Orione, donde comparten espacio con otras tres cooperativas textiles.

Compartir para crecer

“En 2007 mi experiencia en el rubro era atrás de una ventana, en la oficina. Han pasado por este proyecto muchos compañeros, maestros que nos han formado, y ahí está el secreto. Pudimos intercambiar mucho conocimiento. A veces, en este rubro, uno es muy celoso de compartir trabajo y experiencia, pero en una cooperativa no pasa eso. No es el individualismo lo principal, es la unión. Y si todos podemos aprender un poquito del otro, podemos hacer el trabajo más fácil. Hemos aprendido técnicas de trabajo, a crear, nos juntamos, hacemos lluvia de ideas, y es hermoso el momento que compartimos con los compañeros”, afirmó.

En relación con el trabajo con otras entidades, Estrada enfatizó la necesidad de articularse para mejorar las oportunidades de producción y comercialización. En ese sentido, coordinan con tres cooperativas que realizan textiles, bordado y carpintería. Asimismo, las materias primas, cuero sintético y cuero vegetal, las compran a una Cooperativa de la localidad de Avellaneda, y a una Cooperativa conformada en una comunidad diaguita de Catamarca.

“Podés crecer si tenés una espalda, sino cuesta más. Podés llegar, pero el cooperativismo te allana ese camino. Nos juntamos personas que tenemos el mismo interés, el mismo bien común y las cosas te salen un poquito más fácil”, expuso el cooperativista.

Finalmente, indicó que cuentan con el apoyo del Estado municipal y nacional, a través de apoyo y subsidios.

La Teodora

El nombre de la empresa social es una referencia directa a los hombres de la familia Estrada, quienes durante generaciones heredaron el nombre Doroteo. Al tratarse de un emprendimiento que sentó sus bases en la familia, se bautizó a la Cooperativa como La Teodora.

“Vos ves un producto producido dentro de la economía social y solidaria, y hay una historia detrás de ese producto. No es una persona que ve un interés material. Detrás de los productos que hacemos, hay mucho amor, una historia”, afirmó, y agregó que “cuando estuve dándole forma al emprendimiento, pensé en crear una SA, una RSL, pero vengo del palo de la economía social. Transité la crisis del 2001, salimos adelante. Me empapé bastante en esto que es hermoso, donde en primer lugar está siempre el ser humano, no hay individualismo. He podido, y hemos podido, crecer como grupo, unido. El camino del cooperativismo te llena de satisfacción. No solo crecés económicamente, sino también espiritualmente, como persona. Lo milito, lo disfruto y lo vivo a diario”, concluyó.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en Radio comunitaria Ore Tape (Benito Juárez, Buenos Aires).