La Cooperativa de Provisión, Transformación, Comercialización y Vivienda Ruralcoop de Productores de la Agricultura Familiar y la Economía Social (Coopafes) Ltda. es una empresa de familias productoras ubicadas en el cordón verde de Gran Mendoza.

La organización surgió en 2001, fruto de la crisis económica que se vivía en el país. En sus comienzos, se dedicaban a la producción primaria, de materia prima, frutas y hortalizas. El grupo, compuesto por productores que hasta entonces trabajaban de forma individual, se organizó para tomar decisiones en conjunto que favorecieran la producción.

El cooperativista José Antonio Tato Beamonte contó: “Eso nos llevó a juntarnos, a comprar gasoil y semillas juntos, y a comercializar. Hubo mucho trabajo solidario, mucho compartir y conocernos. En 2006 decidimos convertirnos en una organización más estable, y en ese proceso de búsqueda vimos que todo había sido una organización cooperativa”.

Si bien originalmente eran entre ochenta y noventa familias, durante el proceso de formalización del trabajo se establecieron únicamente sesenta, que son las que continúan hasta el día de hoy.

Cruzar fronteras

“Empezamos a comercializar de forma cooperativa, primero tratando de encontrar mercados, en la feria de Mendoza, pero tenía muchos obstáculos. Entonces nos empezamos a vincular con algunos verduleros de Córdoba y empezamos a comercializar la materia prima ahí. Eso también nos fue llevando a ver quiénes entrarían en el perfil completo de producción, y cada proceso nos llevó a que estos grupos tenían un perfil más productivo, otro más educativo recreativo, y fuimos visualizando cuáles eran los perfiles nuestros. Lo que nos resultaba era el tema social”, expresó Beamonte.

Una de las principales dificultades fue y es el transporte de los productos, ya que muchos de ellos pierden calidad en el viaje. Por ese motivo, las y los trabajadores optaron por sumar un nuevo producto, creado artesanalmente y con valor agregado: La salsa de tomate triturado.

En esa línea, el referente afirmó que “Mendoza tiene una característica de que todo lo que ve, lo envasa. Eso lo tomamos como un valor, y ahí pusimos el eje, en la producción de tomate y la transformación a lo que fue la salsa de tomate en botella. De ahí cambiamos la estrategia de embalado, y fuimos incorporando tecnología y construyendo nuestras quintitas que hasta hoy en día subsisten y nos mantiene”.

“Es una realidad que en los últimos ocho o seis años comenzaron a aparecer las comercializadoras de la Economía Social y Popular, en formas aisladas. Ahora, el gran cuello de botella es que no nos hemos puesto de acuerdo, no solo el productor y la comercializadora, sino por una decisión del Estado. Si no se toman decisiones concretas sobre eso, es muy difícil. Porque no te da el tiempo, ni el costo de poder armar el entramado de transporte”, puntualizó.

 Finalmente, agregó que “esto es un proceso que genera identidad, arraigo, y que puede tener muchas cuestiones, pero tiene una gran importancia el instituto de producción familiar avanzada y nos permitió tener esta posibilidad”

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio Buenos Aires (CABA).