“Acompañar a personas detenidas que no reciben visitas, ofreciéndole los recursos básicos, y también buscar crecer en la propuesta laboral para aquellas que salen de la cárcel y no tienen nada”, son los principales objetivos de la Cooperativa de Trabajo Suculentas Ltda., formada por mujeres estuvieron presas en el penal de la capital mendocina.

En una entrevista radial, la presidenta de la entidad cooperativa, Rosa Troncoso, contó, “Nos conocimos por compartir esa experiencia entre el año 2018 y 19. Salí en libertad en 2019 y, junto a otra compañera que conocí participando de algunos talleres, empezamos la primera labor”.

El proyecto inicial surgió en la pandemia, se identificó una necesidad y buscaron dar una respuesta. “Lo primero que sucedió a nivel cárceles fue que se suspendieron las visitas e inclusive los depósitos que las familias o amigos allegados envían para quien está detenido”, explicó. Esto dejó a muchas internas sin recursos básicos.

“En una celda está la persona que recibe visita y la que no, hay un ambiente que es sororo y se comparte. Si no recibís nada, no había nada que compartir, el Estado no cubre estas necesidades, faltaban cosas básicas como toallitas femeninas, papel higiénico, dentífrico, lavandina”, ejemplificó.

Ante esta situación comenzaron una colecta, hicieron un llamando a diferentes organizaciones para proporcionar elementos de higiene personal y ambiental a las detenidas. “Estuvimos en esa acción durante casi tres meses. Fue muy importante y eso nos marcó un camino, un objetivo a largo plazo”, recordó Troncoso. Después de esta acción, definieron que la misión base de este grupo organizado será “acompañar a las personas que no tienen ningún tipo de visitas y que necesitan recursos”.

Con el tiempo, y a medida que más compañeras salían en libertad, surgió la necesidad de encontrar formas de inserción laboral. “La cooperativa surge como medio de respuesta a estos proyectos laborales personales, como grupo pensamos, qué podíamos hacer para colaborar y acompañar esa necesidad “, explicó Troncoso. Suculentas se inició con trabajos de limpieza y mantenimiento, y tienen el deseo de mejorar y expandir su oferta mediante la capacitación.

Troncoso destacó la importancia de superar los prejuicios asociados con las personas que estuvieron en prisión. “Se alimenta el inconsciente colectivo con respecto a la cárcel, que es tremendo porque te llena de estereotipos que son difíciles de superar”, afirmó. Sin embargo, “liberarse de ciertos prejuicios o no estereotipar te ayuda a ver a una persona tal cual es, con todo lo que eso significa. Hay una construcción social con respecto a la persona que está en la cárcel, no se nace para delinquir naturalmente y este hecho tiene tanto más para analizar”, lanzó.

Además, remarcó que en ese año que estuvo detenida, construyó y sostiene amistades con personas conocidas allí. “La cooperativa está íntegramente por personas ex detenidas y detenidas, porque trabajamos en mantener el nexo con ellas”, afirmó.

Invitó a escuchar a las personas que transitaron la experiencia y no sólo análisis de personas externas. “Es difícil ponerse en la piel de ciertas realidades, me conformo y me hace muy feliz pensar que alguien pueda entender que existe otra realidad en la cárcel y que allí, confluyen realidades diversas. También hay personas que coinciden con el estereotipo, que sufrieron mucha violencia, vienen de un origen muy carente y sobre todo carencias más emocionales que materiales. Y adentro no se reconstruye nada, sino que por el contrario se profundiza y se alienta a la profundización de estas cuestiones”, sentenció.

En cuanto al papel de la sociedad, de aquellos que no son afectados directamente dijo “nadie habla de romper con esto, todo el mundo queda conforme con que eso exista lo suficientemente lejos como para que no te toque. Hay una construcción social de indiferencia, por la que se permanece en esta realidad”.

Sin acompañamiento

Para Troncoso, el cooperativismo es un grupo de personas que encuentran una respuesta en esta forma de organización, que se transforma en una especie de empresa, que no me posiciona como jefa de nada; es una respuesta igual para todos y vamos a salir adelante”, enfatizó.

Ante las nuevas políticas ´planteadas por el gobierno nacional, Troncoso señaló la dificultad administrativa y contable que enfrentan las cooperativas para iniciar sus actividades y también remarcó una falta de acompañamiento para cumplir con los requisitos que se solicitan, por falta de capital.

“Para comenzar hay que inscribirse aquí, son 40 mil pesos y no tenemos donde caernos muertos, sería interesante para que sea todo como tiene que ser, tendrían que poner un acompañamiento de un año de un contador que fuera gratuito, eso sería lo más. Así funcionaría como ellos esperan que funcionemos y nosotros deseamos funcionar”, reveló. Y añadió: “Me interesa dejar las cosas en condiciones, soy la presidenta de una cooperativa y no quiero que mi nombre quede asociado a nada corrupto, porque quiero seguir trabajando, es lo que deseo”.

También, en una búsqueda de visión positiva resaltó, “Lo importante es que existe una respuesta a nuestro problema, que es beneficioso y que vamos a salir adelante juntas y tu trabajo va a tener una respuesta monetaria como corresponde”.

Troncoso reiteró el pedido de ayuda y acompañamiento, porque no se puede seguir pidiendo el pago anticipado, sin tener la posibilidad de trabajar. “Es necesario hacer ese acompañamiento, decirle sigamos adelante, te acompaño seis meses para garantizar de que vas a tomar el ritmo de lo que va a ser la actividad y después decir te doy seis meses para el pago, eso sería un sueño”.

Por qué suculentas

Troncoso, reconoció que cuando fue detenida tenía 45 años, “ya era grade y ahí dentro me di cuenta de lo privilegiada que había sido toda mi vida, porque decidí casarme y con quién, ser mamá a los 32 y después a los 36, una serie de cosas que, frente a otras realidades, lo evaluaba y valoraba como un privilegio”.

Entonces, recordó que los días de visita eran los viernes, sábados y domingos. “Durante la semana, veías a las personas destruidas, porque es difícil no contagiarse de la tristeza, porque amanecer en un lugar, donde absolutamente nada te llama a futuro, se pierde la perspectiva”.

Sin embargo, llegaba el jueves y “comenzaba el intercambio de ropa, peinados, con 45 años, me hacía también las trencitas. Era una belleza, tan diferente a lo que en realidad era, estabas en un clima seco, hostil y de golpe surgía una suculenta capaz de sostenerse. Somos así, sobrevivientes, capaz de todo tipo de actividades para sostenemos y seguir adelante”, aseguró.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en el programa Nuestras Cooperativas, en Show CDC Multimedios (General Roca, Río Negro).

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