La empresa de faena y venta de carne Unidos expresó las expectativas de que las ventas de fin de año remonten una parte de la clientela perdida durante la etapa de aislamiento social. Indicó que la carne vacuna sigue siendo un alimento barato en comparación a otros, con mayor aumento en el año.

Desde la Cooperativa de Trabajo y Consumo Unidos Limitada, de Chaco, el presidente Luis Sotelo comentó cuáles son las expectativas de venta para este fin de año con respecto al sector y de qué manera les afectó la pandemia y el aislamiento social obligatorio durante estos meses.

En contacto con El Portal de las Cooperativas, Sotelo indicó que los precios de la carne de ternera durante la pandemia empezaron en febrero con un promedio de $ 95 por kilo, hoy está a $ 120, “siempre con la excusa o problema de que lo que sube es el maíz” o el alimento que come el animal. “Cuesta, al subir demasiado (el precio), la venta bajó mucho”, reconoció.

Indicó que, si bien “no hubo aumento de sueldo como para equilibrar el costo de la carne”, la gente busca carne de calidad, sólo que compra en menor cantidad.

“El sueldo no está equilibrado con lo que subió todo”, comentó y en este sentido, Sotelo hace una comparación entre una pieza económica como la pulpa y un kilo de tomate: ambos a un promedio de $ 200 en precio de góndola. “Es decir, dentro de todo la carne está barata”, explicó. Dijo que la diferencia se siente, porque en realidad la plata en el bolsillo “sigue siendo la misma” que hace un año atrás. La carne todavía está accesible en comparación con otros productos alimentarios, analizó.

Consultado sobre las expectativas de la Cooperativa con respecto a las fiestas de fin de año, señaló: “De algún lado se saca, aunque estemos en malas condiciones económicas”. “El cerdo subió mucho más que la carne vacuna”, dijo y aclaró que cortes como la costilla cree “que van a volver a salir” para fin de año. “Se va a vender bien en las dos últimas semanas de diciembre” y luego “veremos otra vez a ver qué pasa”, manifestó. “Esperemos que, a medida que haya mayor libertad en la pandemia, la gente se empiece a mover más y haya más trabajo, empiece a haber más plata en la calle y se pueda vender mejor”, expresó.

Pasar la pandemia

Sotelo contó que hubo un brote de coronavirus dentro de la planta, “la parte de faena, no así en la boca de expendio”, dónde sí “se cumplió el protocolo al cien por cien”. Se tuvieron en cuenta todas las medidas de seguridad vigentes para la atención: barbijos, guantes, desinfección, acrílico para separar y cuidar el contacto con el público.

Señaló que fue difícil la educación en bioseguridad en ese sector, sobre todo porque se trataba de una educación y regulación entre pares, donde no existe un supervisor que los controle.

Fueron 15 quienes se contagiaron del mismo espacio e inmediatamente se les envió a la casa, con hisopado, en un lapso de dos semanas. “Fueron dos semanas críticas, con inspecciones de Higiene y Seguridad del Ministerio de Trabajo”. Con ese brote, “todos empezaron a usar barbijo, y fue evidente que había que cuidarse”, relató. También el contagio se trasladó a las familias de los socios, por lo que empezó a tenerse mayor conciencia.

Sotelo destacó que, al ser un frigorífico, se trabaja con químicos desinfectantes constantemente, entonces el Ministerio tuvo una consideración luego del brote sin cerrar la empresa. “No nos cerraron, no nos clausuraron, hasta hoy día seguimos sin infectados y cuidándonos como corresponde”, concluyó.