La Cooperativa de Trabajo Evita Crece Ltda. con su marca propia en la industria textil: Los Hilos de Juanita, lograron tener una estabilidad laboral y económica que valoran y admiten que es gracias al esfuerzo y compromiso asumido con sus clientes. “Queríamos progresar, ser independientes y entendimos que teníamos que aprender algo para aportar a primero a nuestra familia, a la comunidad, a un municipio a la provincia y a un país, y si a eso le agregas el compromiso, la constancia y la seriedad, se puede progresar, no fue fácil el camino, pero tampoco fue imposible”, subrayó la presidenta de la Cooperativa salteña, Nancy Guitián. 

Así comenzaron a creer en ese sueño y lograron la autonomía económica. “Logramos tener un bono de fin de año, vacaciones y aguinaldo, porque contamos con clientes estables. Nos hemos ganado eso, somos buenas en lo que hacemos, porque nos preparamos”, detalló la trabajadora.

En una entrevista radial, Guitián recordó el recorrido de la entidad y sobre todo como grupo humano que conforma esta iniciativa textil. Son nueve mujeres que provenían de situaciones vulnerables.

Desde su creación en 2018, la Cooperativa enfrentó numerosos desafíos, incluido un año entero de inversión sin ingresos personales: “Por un año, cuando comenzó la cooperativa fue solo inversión, imagínense lo que era llegar a la casa, algunas con marido y decir que estuviste trabajando y no llevaba su sueldo”, ejemplificó.

Si bien no fue fácil, en el recorrido de algunas anécdotas históricas, reconoció el esfuerzo y la dedicación de estas mujeres, que no solo les permitió mantenerse operativas, sino que también las llevó a formalizar y expandir su emprendimiento. “Logramos bastante, ahora somos proveedoras oficiales de una institución privada de carreras sanitarias y tenemos tres sedes completas”, comentó. Además de las empresas privadas con las que trabajan, con algunas desde sus inicios.

Estar preparadas

Uno de los puntos fundamentales que resaltó la cooperativista es la capacitación. Desde los primeros días, se enfocaron en aprender y mejorar constantemente. “Nos juntamos, no sabíamos cómo comenzar, tuvimos la suerte de tener posibilidades de capacitaciones, de entrar a programas de la provincia y de Nación para que nos puedan enseñar y guiar”, recuerdó.

La formación continua les permitió adaptarse a las demandas del mercado y ofrecer productos de alta calidad. “Nuestra capacidad productiva mensual son de 500 prendas. Entramos a las 7 de la mañana hasta las 3 de la tarde, y si es necesario quedarnos porque hay que entregar, lo hacemos”, afirmó.

Y en una reflexión sobre cómo enfrenta los desafíos, Guitián exclamó: “No le tenemos miedo a los desafiós, cada vez que llega una nueva propuesta, les digo, esto lo vamos a hacer, y así empezamos a ganarle al miedo porque hay dos opciones, te paraliza o te da una pataleta para adelante y a seguir, eso es lo que nos pasa a nosotras”.

En relación al cooperativismo, contó “fue una escuela, empezar a conocer, a hacer los trámites para una cooperativa de trabajo, porque es nada más ni nada menos que ser solidario con el otro, cuando tenés empatía por el otro y te pones en el lugar del otro para poder decir bueno, a ver, nos juntamos y vemos si nos va bien a los dos, de eso se trata el cooperativismo”.

“Imagínate tengo 50 años, así que comencé más o menos a los 40 y pico”, especificó Guitián en relación a emprender una actividad. Otra cosa que señaló es que cuándo le dicen qué suerte que tuvieron, ella responde: “Tuvimos la suerte de que se nos presentó una oportunidad, pero para eso nosotras ya estábamos preparadas y eso es lo que hicimos durante un año entero, prepararnos.

Los hilos de juanita tiene redes sociales y este año la cooperativa hizo un pequeño vídeo de cada una de sus integrantes para darse a conocer. “Está trabajando la segunda generación, tenemos cuatro jóvenes que son hijos de mujeres de la primera generación. Es su primera experiencia laboral y lo hacen de forma seria, tienen uniforme y horario que cumplir”, aseguró. Además, aclaró que estos jóvenes, están de paso porque están estudiando otras carreras, valoró la experiencia laboral.

En ese marco, la cooperativista recordó el apoyo que significó la familia para ella. “Mi mamá vio que esto iba en serio, que las chicas venían y hasta hoy vienen caminando de su casa, que les queda a media hora, para trabajar. Entonces ella acondicionó su garaje y nos dio el espacio del taller que nos faltaba”.

“Me da un poco de vergüenza decir tenemos muchísimo trabajo, porque pienso que hay colegas que no lo tienen, pero también pienso que es fruto de todo lo que pasamos, que ahora estamos recogiendo todo lo sembrado y siento orgullo de eso”, remarcó.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio Activa (Marcos Juárez, Córdoba).

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