La Cooperativa de Trabajo Reciclando Vidas Ltda. comenzó su camino en el año 2018, por la necesidad de generar oportunidades laborales para personas que habían sido privadas de su libertad. En primera instancia, se acercaron al Patronato de Liberados del Partido de la Costa para solicitar trabajo, pero desde la dirección les sugirieron organizarse.

“Éramos dos los que arrancamos, que no sabíamos bien qué hacer, ni qué íbamos a hacer. Lo único que teníamos claro era qué no queríamos volver a hacer”, contó uno de los impulsores de la iniciativa, Mariano Bocazzi. “Ahí empezamos, coordinamos empezar a reunirnos en un garaje que nosotros acomodamos, limpiamos, y nos empezamos a reunir y buscar juntos una solución al problema. Ese fue el primer paso, y fue decisivo”.

En cuanto a la importancia de este primer paso, el referente destacó que “buscar una solución al problema que teníamos, pero buscarla colectivamente, sin perder el objetivo de vista, fue el pilar. Este acompañamiento entre personas que teníamos, sobre todas las cosas, un pasado en común, una necesidad en común, y soluciones”.

Si bien el objeto social de la organización es el reciclado, uno de sus objetivos fundamentales es crear condiciones de posibilidad a personas de los grupos más vulnerados. Por eso, al día de hoy, la entidad nuclea a setenta personas trabajadoras, entre las cuales hay algunas que fueron privadas de la libertad, otras que se recuperaron de adicciones, y mujeres que están a cargo de sus hijos e hijas y no pueden tener un trabajo con horarios fijos.

Entre las prestaciones que tiene Reciclando Vidas como empresa, están un espacio de infancias donde compañeros de la cooperativa cuidan a las y los hijos de otras personas; un comedor donde comen en conjunto; y horarios flexibles a las realidades de cada integrante.

“La flexibilidad laboral esta a favor de los trabajadores. Sabemos, somos conscientes de los compañeros con los que trabajamos, su historial de vida, su cultura de trabajo. Algunos vienen de lugares como la calle, donde la verdad que se profundiza más la violencia, todo lo contrario de lo que nosotros pensamos. Cuesta cumplir un orden. Sabemos que a un compañero que arranca le va a costar el tema de horarios y días, pero lejos de cerrarle la puerta, lo vamos a buscar. Y son tres o cuatro meses hasta que crean su lugar de pertenencia y no sucede más”, afirmó Bocazzi.

Crear ciudadanía

En cuanto a lo puntual de su actividad, el referente cooperativista indicó: “Acá lo que hacemos es recuperar material de la calle, de los comercios, y los vecinos. Ahora estamos empezando con la promoción de separación de residuos, puerta a puerta. Esto implica una revinculación con la comunidad que también tiene que ver con todo esto”.

“Fuimos pioneros en esto. Nosotros conocíamos compañeros del MTE que se organizó en el 2001, con la rama de cartoneros, que lo hacían individualmente como podían. A partir de la creación de este movimiento que fundó Juan Grabois se empezaron a organizar en cooperativas de trabajo y se resignificó. Hoy el recuperador urbano es la primera barrera de contención ambiental que existe”.

Entre los beneficios que este cambio generó, Bocazzi destacó la posibilidad de generar trabajo y cultura del trabajo, y la disminución de la depredación de la naturaleza gracias a la reutilización de recursos.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio La Compañía, de Tandil.