En Corrientes, al igual que en otras provincias de nuestro país, hoy hay muchas personas que en medio de la ola de calor y la pandemia de coronavirus, no tienen acceso al agua. Un recurso esencial en la vida de todo ser vivo, un servicio que se naturaliza. Abrir la canilla y que corra el agua, apretar el botón y que haya agua, tener sed y poder saciarla con agua. No todas las personas tenemos esa posibilidad, ese derecho esencial: el agua.

Si pensamos esta falta de agua en términos de información, hasta podríamos decir (no sin tristeza) que no es noticia, ya que ocurre más seguido de lo que nos enteramos. En muchas comunidades en nuestro país, no tienen acceso al agua por diversos motivos.

Una vez más las cooperativas dan respuestas y acercan soluciones a la comunidad cuando las grandes empresas se encuentran desbordadas y colapsadas, por no haber realizado las inversiones correspondientes. ¿Cómo sería nuestra cotidianidad si habláramos y naturalizáramos el asociativismo, la solidaridad y la organización vecinal? Si en vez de narrar el caos hacemos foco en la organización barrial, en el entramado social y solidario que piensa en el bienestar del otro, de la otra.

Si nos remontamos en la historia podemos recordar que la economía social surgió como una alternativa frente al modelo neoliberal. Es otro modo de vida, otra forma de comprender y abordar la economía, que prioriza el trabajo sobre el capital y a las personas en vez del dinero.

Quizás resulte imposible que esto ocurra en una Argentina 2022 donde todo sucede a gran velocidad y generalmente de manera agresiva: las comunicaciones, las transacciones, las consultas médicas son electrónicas, todo esta mediado por una pantalla y prima el lucro. Los vínculos sociales son víctimas de esta vida acelerada, capitalista y pandémica. Los canales y las radios relatan 24 por 7 catástrofes, robos y violencia, a tal punto que llegamos a creer que solo eso es argentina. Pero no, tengo una buena noticia, suceden, se construyen y afianzan lazos solidarios, organización vecinal en cada rincón de nuestra hermosa matria.

“Acá estamos terminando una jornada de aguateros”, cuenta Diana Aguirre, integrante de la Cooperativa Apícola Eirete Pora Limitada, del interior correntino. En la localidad de Loreto, departamento de San Miguel, a 205 km aproximadamente de la capital hace varios días que los vecindarios no tienen servicio eléctrico por diversas circunstancias.

“Los bajones de energía eléctrica y algunos pozos de bomba que se secaron dejaron sin agua a la localidad. Entre la Municipalidad y la Asociación de Agua Potable de Loreto (Avesalo) compraron bombas que se volvieron a quemar, ahora están funcionando unas que son de menor escala”, detalla la cooperativista, con voz cansada pero enérgica por la satisfacción de la tarea realizada.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) informó que Misiones, Formosa, el norte de Corrientes y varias localidades de Chaco y de Salta siguen en estado de alerta rojo debido a que se prevén temperaturas elevadas que pueden ser muy peligrosas y afectar al extremo la salud incluso de las personas saludables.

“En los barrios aledaños no llega el agua. Con el intenso calor y todo lo que significa la falta del agua en los domicilios particulares desde la cooperativa salimos a repartir de la bomba de los asociados. Algunos también nos regalaron su tiempo para distribuir el agua, este trabajo también lo están haciendo otros viveristas y bomberos voluntarios pero ellos quedaron sin móvil y sin bomba debido a los incendios que sigue habiendo por la zona. Entonces, nosotros tomamos la iniciativa junto al Consejo de la Administración de la Cooperativa. Estamos cansados pero satisfechos y orgullosos de ser parte de este gran desafío solidario para las familias más vulnerables y para quieres hoy necesitan agua”, concluyó Aguirre.

Fuente: Por María Laura Morales para Rescoldo.