“Cada vez que lo recuerdo me parece imposible todo lo que hicimos”, reconoce la representante legal del Colegio Modelo San José Cooperativa de Trabajo Ltda., Estela Llancapán: “Uno no se prepara para enfrentar algo así, y sin embargo nos tocó rescatar el colegio donde asistían nuestros hijos”.

La comunidad educativa atravesó un proceso complejo, marcado por la crisis institucional y económica. “Fueron tiempos muy difíciles, donde tuvimos que pasar por un montón de experiencias y aprendizajes. Éramos padres y madres que decidimos hacernos cargo de una institución educativa, porque sabíamos que nuestros hijos estaban bien cuidados y queríamos que ese proyecto continuara”, explica Llancapán.

El desafío fue inmenso. Durante tres años, el grupo que encabezó la gestión dedicó su tiempo completo a poner en pie la escuela. “Tuvimos que alargar todas las actividades y entregarnos 24/7 para levantar un colegio que estaba prácticamente quebrado”, recuerda.
Con el tiempo comprendieron que “quizás hubiese sido más sencillo dejar que quebrara la institución anterior”, pero el compromiso con los grupos humanos formados -niñas, niños y adolescentes- pesó más que cualquier cálculo económico. “Era urgente garantizar la continuidad de los vínculos y del espacio educativo”, subraya la referente.

La experiencia del colegio refleja los desafíos de muchas entidades que se constituyen bajo la figura de Cooperativas de trabajo. “Las Cooperativas están legisladas por leyes muy obsoletas”, señala Llancapán. “Imaginemos que la Ley es de 1973, y desde entonces hasta hoy pasaron muchas cosas. Por eso el Instituto Nacional de Cooperativismo va aplicando resoluciones o parches que se van adecuando a las realidades que surgen”.

En ese contexto, el colegio adoptó una estructura mixta. “Somos un híbrido dentro del espectro cooperativo: la Cooperativa es la entidad propietaria, pero los maestros están en relación de dependencia, porque así lo dispuso la resolución que firmamos con la Provincia de Buenos Aires para lograr la subvención docente”, explica la dirigente.

Esa particularidad les permitió sostener el funcionamiento del establecimiento y, al mismo tiempo, preservar las fuentes laborales. “Aquí juega mucho la voluntad de los funcionarios para que los lugares sigan funcionando. En nuestro caso hubo mucha voluntad de que el colegio no se cerrara y de confiar en una Cooperativa manejada por padres y docentes”, destaca Llancapán.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en Radio Kakan (San Fernando de Catamarca, Catamarca).

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