Elegida durante la V Cumbre Cooperativa realizada en Buenos Aires en octubre del año pasado, Graciela Fernández se convirtió de tal manera en la primera mujer en presidir las Cooperativas de las Américas, una de las regiones clave de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI).
“Ser mujer y poder asumir esta presidencia es una clara evidencia de que estamos rompiendo el techo de cristal y es un fiel mensaje de apoyo y fuerza para las mujeres americanas”, dijo por entonces Fernández, quien además está al frente de la Confederación Uruguaya de Cooperativas.
Doctora en Derecho y Ciencias Sociales su relación con el cooperativismo comenzó hace 25 años como abogada del Centro Cooperativista Uruguayo, un instituto de asistencia técnica en materia de vivienda ubicado en Montevideo que también preside desde hace una década, y desde donde han nacido muchas de las expresiones del cooperativismo rioplatense.
Fernández fue una de las disertantes que contuvo la 15° Jornada Universitaria de Entidades de la Economía Social, organizada por el Departamento de Ciencias de la Administración de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y la Asociación Intercooperativa Regional (AIR), que contó con el auspicio de la Federación Argentina de Cooperativas de Consumo Ltda. (FACC).
“El cooperativismo debe ser el núcleo central de las economías que quieren avanzar de forma colaborativa, ya que el rol que las cooperativas cumplen es representar esa economía en la que la persona está en el centro”, sostuvo en un pasaje de la exposición que llevó a cabo en el Aula Magna de la UNS.
Por otra parte, señaló que el movimiento cooperativo asumió de manera global alinearse con la agenda de los Objetivos para el Desarrollo Sostenible que las Naciones Unidas marcaron en 2015 como línea de acción, tendientes a combatir de manera firme la pobreza, el desempleo en la juventud, el hambre en algunas partes del continente y la equidad de género, entre otros aspectos.
“Nuestro desafío es pararnos con una única voz del movimiento cooperativo americano ante los organismos internacionales, ya que más allá de trabajar en nuestra propia tierra y localidad, debemos entrar en las agendas de otros continentes”, resaltó haciendo referencia al volumen cooperativo que representa hoy el suelo americano, que nuclea a más de 200 mil cooperativas de base y con 93 organizaciones presentes en Cooperativas de las Américas.
“Lo único que no podemos hacer los cooperativistas es quedarnos perplejos frente a los desafíos globales. Tenemos las herramientas para salir adelante”, acotó Fernández, actual vicepresidenta de la ACI.
La representante uruguaya destacó además el trabajo fundacional que viene realizando el Comité de Equidad de Género de Cooperativa de las Américas y el rol central que asume el movimiento en un continente que tiende a la disgregación de las instancias intergubernamentales.
“Desde hace unos años la Comisión de Género viene trabajando en forma constante en el cooperativismo americano por la presencia de la mujer en cargos políticos. En realidad, no es más que cumplir con los principios rectores del movimiento cooperativo, donde está prevista la igualdad y la no discriminación de ningún tipo”, afirmó.
En tal sentido, añadió que “más allá del compromiso de apostar por la equidad, todas las organizaciones sociales deben brindar el presupuesto necesario para que los comités de género puedan desarrollarse y formar parte de sus políticas estratégicas”.
“Por otra parte, a las mujeres hay que darles lugar para que puedan desarrollarse en los órganos de conducción de las respectivas federaciones, porque si no se incide en los territorios locales no podrán elevarlas a la conducción política”, subrayó.
Asimismo, abogó por la necesidad de que “el trabajo para evitar no sólo el acoso laboral y sexual sino la violencia doméstica sea una responsabilidad clave del cooperativismo de las Américas”.
A continuación reproducimos la entrevista que Familia Cooperativa publica en su reciente edición de octubre de 2019.
El continente americano atraviesa momentos complejos en materia social, ambiental y económica. ¿Qué debe aportar el cooperativismo en este contexto?
La declaración final de la Quinta Cumbre de las Américas refleja la necesidad de mantener la integración de los países del continente y el diálogo social como herramienta básica para enfrentar cualquier reto. El cooperativismo está en la vereda opuesta al discurso de muchos estados con criterios individualistas, por lo que vamos a insistir sobre la base y el compromiso de mantener la equidad y la igualdad para lograr una economía con un tinte diferente, donde los criterios sociales estén presentes. El idioma internacional que hoy está buscando una salida a estos desafíos globales es el mismo que hablamos nosotros todos los días: el de la cooperación y la colaboración.
Precisamente en la Cumbre en Buenos Aires usted se refirió a los procesos migratorios en América como un flagelo. ¿En qué se basa tamaña consideración?
Existe una migración forzada dentro de América Latina, que representa una situación muy compleja. La propia Organización Internacional del Trabajo (OIT) destacó no sólo que entre los jóvenes de 15 a 24 años del continente hay más de 10 millones de desempleados, sino la informalidad en los trabajadores que no están protegidos por la seguridad social de sus respectivos países. Estos temas que no se venían tratando en América hoy están en cualquier mesa de discusión, porque no sólo en los mares europeos mueren inmigrantes.Eso nos lleva a plantearnos el concepto de trabajo decente y la garantía de derechos fundamentales.
¿Es posible incorporar a la juventud americana al desarrollo del sistema cooperativo?
En la última Cumbre de las Américas el cooperativismo asumió ese compromiso, que conlleva cómo enamorar a los jóvenes respecto de este instrumento que tiene un pasado y un desarrollo histórico que trascendió nuestras fronteras. El desafío apunta a lograr ese empalme generacional que permita que las experiencias de todos aquellos que trazaron valiosas trayectorias que apuntalaron los principios de los valores cooperativos sean transmitidas a los más jóvenes.
Está claro que este concepto debe ser acompañado por políticas públicas que lo apuntalen…
Sin lugar a duda. El cooperativismo puede aplicar todo aquello que lo caracteriza para la inclusión, pero además son necesarias políticas públicas que habiliten fondos para incubar la investigación y el desarrollo tecnológico entre los jóvenes.No hay que dejar que cunda el desencanto y la juventud opte por irse de nuestro territorio americano, algo que lamentablemente está sucediendo.
¿Por qué sostiene que nuestro continente afronta un momento histórico desde la asunción del doctor Ariel Guarco como presidente de la Alianza Cooperativa Internacional?
El cooperativismo en la Argentina tiene una trayectoria que aquilata un peso propio. Esta incidencia es clave en el contexto cooperativo global y además permitió sumar representantes americanos en puestos de relevancia mundial, que entiendo servirán para consolidar un proyecto que será clave para alcanzar un desarrollo sostenible.
Fuente: Familia Cooperativa, edición 407 (octubre de 2019).
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