Luego de no poder llegar a un acuerdo para continuar alquilando el local de Avenida Corrientes y Esmeralda, y tras mucho tiempo de búsqueda, los compañeros y compañeras de la Cooperativa La Casona pudieron conseguir un nuevo local para mudarse, ubicado a dos cuadras de donde actualmente se encuentran.

Las nuevas instalaciones, localizadas en calle Suipacha, serán inauguradas aproximadamente en dos meses. Cuenta Mario Romero, vocero de la empresa recuperada, que el 15 de enero es la fecha de cierre de la sede actual. “Cuando recibimos la noticia de que nos teníamos que ir, tratamos de conseguir un subsidio del Ministerio de Desarrollo y del INAES pero no tuvimos éxito. Gracias a Dios, con algunos ahorritos que pudimos ir juntando para el momento en el que llegase esta situación, pudimos salir a buscar locales para mudarnos pero, al ser cooperativa, nos cerraron las puertas de muchos lados. La publicidad que tuvimos por estos estos años de lucha, lamentablemente, nos jugó en contra para con muchas inmobiliarias”, relata el compañero y agrega que muchos de los locales que habían podido conseguir en Capital no quisieron firmar contrato con por ellos por ser una empresa social.
“Hasta que encontramos este local de calle Suipacha donde, por suerte, no tuvimos que tratar con ninguna inmobiliaria ya que con las que habíamos tomado contacto antes, averiguaban sobre nosotros y, pensando en hacer su propio negocio, nos cerraban las puertas. Acá tratamos directamente con los dueños, nos reunimos en La Casona, les mostramos quiénes éramos, les planteamos todos los problemas con los que veníamos y pusimos sobre la mesa la necesidad de mudar a casi 45 compañeros, 45 fuentes de trabajo”, relata Mario.
Luego de esto, los asociados presentaron todos los avales solicitados, tuvieron el visto bueno de los propietarios, y hace una semana, firmaron el contrato de alquiler. “Ya nos pusimos en marcha para realizar arreglos, trámites y hacer todo lo necesario para que el local esté en condiciones. La idea es tratar de abrir en dos meses aproximadamente”, dice Romero.
Luego de este logro, Mario comenta que el humor de los asociados cambió notablemente: “veníamos todos cabizbajos por todos los fracasos que habíamos tenido para poder conseguir un local, pero se dio esta oportunidad y, gracias a Dios, no nos vamos del centro porteño, vamos a estar a dos cuadras de donde estamos ahora, más cerca del Obelisco, y esperamos poder seguir trabajando de la misma manera que venimos trabajando hasta ahora”.
Para finalizar, el compañero reflexiona sobre los desafíos para esta nueva etapa: “Vamos a tener que salir a buscar trabajo y clientes porque, a pesar de que nos mudamos a dos cuadras, va a ser un lugar nuevo para nosotros. Las ganas de laburar están así que vamos a ver qué pasa y los mantendremos informados a todos para la inauguración”.

Fuente: Prensa CNCT.