En 2016, debieron enfrentarse a las consecuencias de una inundación devastadora en su región. Decidieron actuar y abordar los problemas sociales y ambientales generados. Así nació la Cooperativa de Trabajo FURA RSU Ltda., cuyo nombre significa Fuerza y Unión de la República Argentina.

“Inicialmente, el objetivo era limpiar los arroyos afectados por la inundación. Con el tiempo, entendimos que podíamos dar un paso más y trabajar de manera organizada bajo el modelo cooperativo”, comentó la presidenta de la cooperativa, Silvia Cejas. En 2017 comenzaron a operar como un grupo asociativo y, en 2018, obtuvieron su matrícula nacional, consolidando su estructura como una empresa social que aborda el tratamiento de residuos sólidos urbanos.

Educación y concientización como pilares

La Cooperativa trabaja activamente para promover la separación de residuos en origen y eliminar los basurales a cielo abierto. Según explicó Cejas, la clave del éxito ha sido la educación y el contacto directo con la comunidad: “Recorremos los barrios, entregamos volantes y explicamos a los vecinos la importancia de separar residuos en sus domicilios. Incluso visitamos escuelas y recibimos grupos en nuestra planta recicladora, donde mostramos todo el proceso y los resultados que se logran”.

La planta recicladora de FURA RSU no solo destaca por su organización y limpieza, sino también por los avances tecnológicos alcanzados. Por ejemplo, desarrollaron un biodigestor que transforma residuos orgánicos en energía para alimentar una cocina de cuatro hornallas. También producen lingotes de aluminio a partir de latas recicladas, los cuales son enviados a fabricantes de puertas y ventanas.

Un modelo autosustentable

Con apenas diez asociados, la cooperativa ha demostrado que es posible operar de manera independiente y sustentable. Aunque reciben ocasionalmente combustible por parte del municipio, su modelo se sostiene gracias al esfuerzo colectivo. “El asociado entendió que somos una empresa social autosustentable. Todo excedente se destina al mantenimiento del motocarro, al pago del contador y a otras necesidades de la cooperativa”, destacó la presidenta.

El motocarro, un vehículo esencial para la logística de recolección, fue adquirido a través de un programa de la gestión anterior de la incubadora del INAES. Este logro fue posible gracias a la organización y el cumplimiento estricto de la documentación requerida.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por Radio Nuevo Día (Río Gallegos, Santa Cruz).

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