El flamante director general de la Alianza Cooperativa Internacional, Bruno Roelants, afirma que “el empleo cooperativo o se mantiene o crece gradualmente, y tiende a mantenerse tanto en las zonas urbanas como en las rurales, y no sólo en el sector primario”.
A pocos días de asumir en su cargo, la publicación TUlankide -que aborda la actualidad de las empresas, trabajadores y todo lo que rodea el día a día de la Corporación Mondragón del País Vasco- entrevistó a Bruno Roelants. Compartimos de manera textual el reportaje.
– Para empezar, ¿puede hacer una foto de la dimensión actual de las cooperativas a nivel mundial?
– Según el segundo informe sobre empleo cooperativo en el mundo (Eum HS: Cooperatives and Employment: Second Global Report; Bruselas: Cicopa, 2017), tendríamos ahora poco menos de 3 millones de cooperativas en el mundo, y en torno a 280 millones de personas, o sea, casi el 10% de la población ocupada mundial. En este porcentaje se incluye a empleados o socios trabajadores o a productores autónomos cuyos ingresos provienen totalmente o en parte sustancial de sus cooperativas.
La última categoría es la más preponderante, y se concentra esencialmente en el sector primario, si bien se observa ahora una evolución incipiente de cooperativas de productores autónomos en la industria y en los servicios, o sea el sector que cubre Cicopa, inclusive con el fenómeno de los freelancers y de las plataformas cooperativas en línea.
El empleo cooperativo o se mantiene o crece gradualmente, y tiende a mantenerse tanto en las zonas urbanas como en las rurales, y no sólo en el sector primario.
– Por tanto, ¿se puede decir que el empleo cooperativo resiste mejor las crisis?
– La resiliencia del empleo cooperativo inclusive en periodos de crisis ha sido comprobada en estudios de campo realizados en 10 regiones en el mundo (una de ellas Euskadi) en el marco del primer estudio sobre empleo cooperativo, así como en un estudio comparativo del empleo cooperativo con respecto al resto del empleo en empresas en Francia y España en el marco de un informe sobre la resiliencia de las cooperativas a la crisis en Europa (Roelants B., Eum. HS, Dovgan D. & Terrasi E., The Resilience of the Cooperative Model; Bruselas: CECOP Publications, 2012).
Mondragón es un referente en este aspecto ya que ha logrado mantener su nivel de empleo después de una crisis que ha durado varios años, habiendo dado además solución a los afectados por el cierre de Fagor Electrodomésticos.
“El sistema cooperativo tiene la capacidad de ayudar a las personas que trabajan en la economía informal a transitar a la economía formal”
– Hay voces, siempre las ha habido, que dicen que el capitalismo ya no es la solución (desigualdad, pobreza…) ¿El modelo cooperativo es una alternativa real?
– Otra observación del trabajo de campo realizado en el marco del primer informe sobre empleo cooperativo (2014) es que éste tiende a producir más igualdad (o menos desigualdad) que la media de la empresa convencional. Además del componente democrático un socio un voto, la práctica de la distribución de excedentes o la proporcionalidad más ajustada de las remuneraciones, la mayor longevidad y resiliencia media de las cooperativas tiende naturalmente a producir estrategias a largo plazo, inclusive en el tema del desarrollo de recursos humanos y de la satisfacción de los trabajadores en el puesto de trabajo, que con una visión de largo plazo se convierten en inversiones racionales a futuro.
Por otro lado, también hemos demostrado que el sistema cooperativo tiene la capacidad de ayudar a las personas que trabajan en la economía informal a transitar a la economía formal, y de tal forma, en muchos casos, salir de la pobreza (Roelants B.: Las Cooperativas son fundamentales para la transición de la economía informal a la economía formal, Bruselas: Cicopa, 2015).
Con respecto al sistema capitalista, en un libro del cual soy co-autor (El capital y la trampa de la deuda: aprendiendo de las cooperativas en la crisis mundial; Buenos Aires: Intercoop, 2013), planteamos la pregunta de si ese sistema debe todavía llamarse capitalismo, o si deudismo no sería una palabra más apropiada para definirlo, considerando el uso creciente de instrumentos de deuda en la toma de control sobre empresas y cadenas globalizadas de producción y distribución. Irónicamente, en cambio, el cooperativismo parece mantener una fuerte tendencia a acumular capital.
Por lo tanto, el modelo cooperativo sí es una alternativa real, sobre todo si consideramos su potencial extensión a cooperativas-clusters de PyMEs convencionales, así como el potencial de cooperación con entes de gobierno y con comunidades locales.
– ¿Qué barreras tenemos que superar para lograrlo?
– Hemos demostrado nuestra sostenibilidad en prácticamente todos los sectores de la economía. Sin embargo, el sistema cooperativo solo puede tornarse preponderante con políticas públicas que estén claramente a favor de su desarrollo.
Además, el modelo cooperativo todavía debe demostrar su capacidad de existir como tal a nivel internacional, y no, como hasta ahora, a través de filiales. Eso también necesitará un mejor marco legal internacional, el cual hasta ahora ha favorecido a la empresa convencional.
– ¿Qué ejemplos mundiales tenemos de experiencias cooperativas?
– Mondragón ofrece un modelo de muy alta calidad de por sí, pero también un ejemplo que es muy atractivo para difundir, debido a su carácter regional (Euskadi), intersectorial, social (alta seguridad del empleo), grupal (o sea un modelo de grupo horizontal particularmente integrado), e internacional.
Sin embargo, con respecto a esa última característica, el movimiento cooperativo internacional está tratando de ver si Mondragón será capaz de desarrollar un sistema cooperativo de nivel internacional. Además, existe una multitud de ejemplos realmente emblemáticos, inclusive de muy pequeñas cooperativas que han podido cambiar la vida y la economía de un pueblo rural.
A su vez, pienso que el modelo grupal cooperativo, o sea de combinaciones empresariales de estructura horizontal como en Mondragón, es fundamental para el futuro del cooperativismo, considerando la globalización económica.
Otras agrupaciones muy interesantes son, por ejemplo, el grupo CGM, que agrupa a más de 1.000 cooperativas sociales italianas con cercade 40.000 puestos de trabajo, o SEWA en la India que, con su banco, su centro de diseño de moda, etc., puede considerarse un Mondragón de las mujeres pobres.
– ¿Cómo explicar/seducir a un joven para que entienda/apueste por el cooperativismo?
– Es evidente que el cooperativismo simpatiza con valores que se están reafirmando entre los jóvenes de hoy. El problema es cómo conseguimos comunicar con los jóvenes sobre este tema y cómo las autoridades públicas consiguen difundir este modelo de empresa entre todas las entidades que pueden influenciar a un joven a optar por él, como los centros de desempleo, las oficinas de información sobre cómo constituir una empresa, las cámaras de comercio, etc.
Es útil subrayar, a este propósito, que Cicopa ha lanzado una campaña sobre este tema llamada We own it!, de la cual Mondragón es uno de los sponsors. Acabamos de realizar un encuentro mundial en el marco de esta campaña en Kuala Lumpur, y estamos preparando un estudio mundial sobre este tema que debería salir a principios de 2018.
Fuente: La Gaceta de Cooperar.
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