La Cooperativa de El Bolsón que nació en 1970 para brindar servicio de telefonía a 1.500 habitantes, pudo ampliar su estatuto y así incorporar una planta fraccionadora de gas, internet, aprovechamiento de recursos forestales e hidroeléctricos, servicios sociales, entre otros rubros.

“Las cooperativas están presentes en grandes ciudades y son fundamentales en las pequeñas, en el interior profundo de nuestro país”. Esta frase del presidente de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), el argentino Ariel Guarco, encuentra una buena expresión en El Bolsón, Provincia de Río Negro.

Allí, la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos, Sociales y Viviendas El Bolsón Ltda. (Coopetel) -principal entidad cooperativa de la Comarca Andina-, con unos 4 mil socios y un presupuesto anual de 200 millones de pesos, brinda numerosos servicios en la comunidad.

“Hoy ser cooperativista es una responsabilidad muy grande, porque uno intenta funcionar con reglas y normas diferentes al capitalismo, que es un sistema de acumulación y de diferencia de clases sociales”, resaltó su actual presidente, Daniel Lugones.

Graficó que “somos una cooperativa de servicios, gestionada democráticamente a través de una participación abierta, y tratamos de sobrevivir en un contexto de país muy complicado, marcado por un gobierno de ideología neoliberal muy contraria al sistema de distribución de este tipo de entidades”.

Detalló que “el gas es un negocio complicado, donde el aumento de los precios mayoristas es permanente y nos obliga a ajustar. Tratamos que los aumentos recaigan lo menos posible en la gente, porque sabemos la importancia de la calefacción en esta zona”.

En tanto, la telefonía e internet “tienen toda la presión y la amenaza constante de las multinacionales, al acecho de quedarse con su prestación regional. Hoy la prioridad es la fibra óptica, aunque cuesta mucho recuperar la inversión. Nos vemos en la obligación de seguir creciendo y ampliando nuestros servicios para atender la demanda”, insistió.

Con todo, valoró que “nuestra principal herramienta es la fidelidad de los asociados y clientes, que entienden el rol de empresa social que garantiza más de 50 puestos laborales y donde el dinero queda en la comunidad. Si desapareciera el cooperativismo, la sociedad quedaría sin un pilar fundamental, que nos permite a los vecinos encontrarnos para solucionar cuestiones económicas, culturales y sociales. Es lo que nos puede salvar en momentos de crisis”, opinó.

Lugones destacó “el rol de la Fundación Cooperar para dar respuesta a proyectos de economía solidaria y participativa de pequeños grupos y emprendimientos. Administramos un dinero del Ministerio de Desarrollo Social, con el que otorgamos microcréditos para financiar diversas propuestas. Desde 2005 ya otorgamos más de 3 millones de pesos”.

Fuente: Diario Río Negro.