La Municipalidad de Lavalle promueve un programa para que productores, productoras y grupos cooperativos locales puedan generar alimentos para llevar a sus hogares, pero con el objetivo de que el trabajo y la organización les permitan comercializar sus productos.

En este sentido, la bromatóloga encargada de las salas de elaboración ubicadas en Lavalle, Andrea Siliprandis, contó cómo comenzó este proyecto: “Esta sala es la de San Francisco, donde hemos comenzado con el proceso de elaboración de tomate triturado. Este proceso ya tiene una trayectoria, este programa comenzó con el autoconsumo en donde se trabaja con productores de la zona en donde ellos cultivan los plantines que luego van a proporcionar la materia prima para las salas de elaboración”.

Al comienzo, la primera propuesta fue gestionar el autoconsumo pero, a medida que avanzaba el programa, se fueron proyectando nuevos objetivos. Así lo explicó Siliprandis: “Este programa empezó con el entrenamiento y con la capacitación en autoconsumo, donde las familias recibían el tomate para elaborar y consumir en sus propias casas con la familia. Teniendo un horizonte mucho más ambicioso con este proyecto, ahora se plantea la elaboración y comercialización de este producto”.

Por eso, según detalló la bromatóloga, ahora buscan ampliar la oferta: “En esta primera instancia o etapa, estamos en la elaboración de tomate triturado. Nuestras perspectivas son también hacer alimentos de bajo riesgo, como confituras, mermeladas, dulces y demás. Pero en esta primera etapa hemos comenzado con el tomate triturado, que es una conserva”.

Uno de los objetivos que el municipio de Lavalle persigue con estas acciones, es el desarrollo de Cooperativas locales que puedan insertarse en el proceso productivo con el objetivo de generar trabajo genuino. De este modo, Noelia Cuello, una de las varias mujeres que integran la Cooperativa de Trabajo San Francisco, describió las tareas que realizan en la sala: “Nosotras elaboramos conservas, hasta ahora salsa. Cuando llega el tomate, lo descargamos y el día de la elaboración, lo lavamos y lo pasamos al escaldado, con agua caliente. Luego lo traemos, quitamos lo que no sirve, lo cortamos en 4 y lo pasamos a la moledora. Después, de ahí sale el tomate triturado, lo corregimos con ácido cítrico y lo envasamos. Una vez tapado, lo llevamos a los tachos y hacemos el baño maría, donde vez que rompe el hervor, dejamos las botellas unos 40 minutos. Cuando se enfrían las botellas, les hacemos el etiquetado, con un número de lote y la fecha”.

Un aspecto importante que resaltó Andrea Siliprandis, tiene que ver con el valor agregado de estos productos: “Con este grupo de mujeres trabajamos en este proceso de manera artesanal, donde combinamos lo casero, con un proceso cuidado, controlado para poder ser comercializado y vendido en góndola cumpliendo con todos los requisitos legales que debe cumplir un alimento a la hora de comercializarse. Este es el camino que estamos llevando y la idea es replicar esta sala en otros distritos, comercializar estos productos para que puedan llegar a la mesa con una calidad casera y artesanal”.