La Cooperativa de Trabajo Iriarte Verde Ltda. funciona en el barrio porteño de Barracas desde 2007, y cuentan con personería jurídica cooperativa desde 2011. Actualmente son siete personas que trabajan en la gestión de dos almacenes agroecológicos en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, uno en Abasto y otro en Barracas.

Sus principales productos son alimentos agroecológicos, orgánicos y artesanales de producción propia, o que consiguen a través de la articulación con otros sectores de la economía social, solidaria y popular, como emprendimientos familiares. La única condición, es que los alimentos no deben contener agrotóxicos.

“Todo aquello que no producimos nosotros como grupo, lo traemos de otros espacios, valorizando, por supuesto, la producción nacional. La marca argentina”, contó la tesorera de la entidad, María Caroli.

En ese sentido, remarcó la importancia de “que no haya trabajo esclavo, y que la formación del precio sea justa para el productor, para el consumidor, y para quienes comercializamos. Porque trabajamos en red, y hay que ver de qué manera en contextos complejos, sostenemos el trabajo”.

“Nosotros vemos el trabajo no solo como un espacio de producción, de eficiencia, sino un lugar donde uno se está nutriendo, formándose como sujeto. Estamos construyendo una sociedad más justa. Hay que trabajar otros valores, no solamente lo productivo y la ganancia. Tenemos que buscarle otros conceptos que nos nutran”, puntualizó.

Este compromiso con la comunidad también se ve representado con la vinculación de la Cooperativa con organizaciones barriales.

Tiempos difíciles

En el contexto actual, los dos almacenes se sostienen, principalmente, gracias a la venta de alimentos frescos. La contracara son los productos de limpieza, el rubro de la cosmética y las bebidas, cuyas ventas bajaron considerablemente al disminuir la capacidad de compra de las y los vecinos.

“El gran problema no son los cambios de precio en los productos, cosa que teníamos el año pasado. Ahora el embate lo tenés de otro lado, que es el aumento de los servicios, el combustible y los alquileres”, explicó Caroli: “Las personas los alimentos los siguen consumiendo, pero en menor cantidad. capaz que compran más seguido, pero poquito. se nota mucho el cambio de hábitos de consumo”.

En esa línea, concluyó: “Es como que no lo podés maniobrar. Estamos en un momento donde uno tiene que pensar en la reconversión. No es una cuestión de hacer saltos bruscos, pero sí pensar de qué manera sostener estos. Hay una recesión en una depresión”.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada por el programa Argentinos en el Mundo, en Radio Argentina (Resistencia, Chaco).