La entidad radicada en Capilla del Monte ya lleva 22 años en funcionamiento y concibe una forma distinta de enseñar a través de la experiencia, el trabajo en equipo, la relación con la naturaleza y el arte.

La Cooperativa de Trabajo de Educación Olga Cossettini Limitada, de Capilla del Monte, llevó adelante un festival solidario virtual para hacer frente al contexto planteado por la pandemia. La entidad que brinda educación a niños y niñas de 4 a 12 años en período inicial y primario apunta hacia una educación integral que prioriza el trabajo en grupo, la experiencia para el abordaje de conocimiento, el arte como eje transversal en todas las áreas, la cooperación y la solidaridad como expresión y participación.

Actualmente, la escuela no está funcionando en modalidad presencial. “Nos falta el encuentro, es algo tan importante en nuestra práctica pedagógica, la posibilidad del diálogo, del matiz. Así que estamos tratando de hacer lo mejor que se puede manteniendo la creatividad cuánto máximo se pueda en este contexto”, explicó la docente Silvina González, en diálogo con El Portal de las Cooperativas.

En ese marco, surge la idea de realizar el festival “y la verdad que fue un éxito porque empezamos a hablar con artistas y a pedirles que donen una canción para armar este hermoso festival y la recepción fue muy buena”. Además, la docente destacó el gran interés del público, “pudimos hacer frente con lo recaudado a todos los gastos que teníamos hasta ese momento”.

Vamos a la escuela

“Entrar al mundo del niño, permitirle que se autoconozca, aprender de él, escuchar mucho, dialogar, construir, todo eso es la educación para nosotras, es el hacer. Meter las manos en la tierra, hablarles de los contenidos con una aplicación concreta”, relató González. Asimismo, la docente hizo énfasis en el aprendizaje en equipo y la importancia de experimentarlo desde temprana edad.

Por lo tanto, el rol de los y las docentes es el de facilitadores de herramientas para que los y las estudiantes vayan superándose en sus aprendizajes.

La docente, además, indicó que en la escuela los grupos de estudiantes tienen caja de materiales comunes, “nadie lleva su cartuchera con sus pertenencias, se compra para todos lo mismo, tratamos de que todo sea de muy buena calidad”. Además, comentó que la merienda se comparte entre docentes y estudiantes y se solventa con un aporte mensual.

En cuanto al sostenimiento de la escuela, se logra con la contribución económica de las familias y el trabajo voluntario. Existe una cooperadora “muy activa y organizada” y poseen un sistema de intercambio con una moneda institucional de uso interno que se puede utilizar en un almacén que construyeron.

Estudiantes tienen la palabra

“Los chicos y chicas tienen una práctica de convivencia democrática muy buena que son las asambleas infantiles, las asambleas son espacios en donde está toda la escuela junta”, señaló González. “Hay tres buzones, uno que dice ‘yo critico’, uno que dice ‘yo felicito’ y otro ‘yo propongo’. El día de la asamblea los chicos y chicas escriben sus papelitos, el que no sabe escribir se lo hace escribir por otro y lo van depositando en los buzones. Cuando empieza la asamblea, hay alumnos que se encargan de leer los papelitos y otros se encargan de dar la palabra, otros se encargan de sacar las conclusiones”.

Además, relató: “Allí debaten sus temas gremiales estudiantiles. Es super interesante. En las asambleas surgen cosas realmente superadoras que a los adultos no se nos ocurrirían y ellos la van construyendo entre todos. Esta práctica la tienen todas las semanas, durante todo el año, desde que ingresan a la escuela hasta que se van, no es un proyecto, es una forma de vida escolar”.

Educar para la cooperación
La elección de la figura jurídica no fue al azar, sino que “cayo de maduro que nuestra forma legal era una Cooperativa, por su forma de inserción y participación en la comunidad, es la figura que mejor se encuadra para llevar adelante esta experiencia donde no hay un dueño, un representante legal, sino que todos ponemos lo que podemos y sacamos adelante y todos tenemos la misma voz, valemos un voto por eso nos pareció lo más justo, lo más democrático, lo más coherente con nuestra ideología”, puntualizó la docente.

Pioneras argentinas

La Cooperativa surge en 1998 de la iniciativa de mamás, papás y docentes que se interesaron en brindar una educación que tenga una alternativa pedagógica.

Luego de investigar y estudiar, conocen la obra Olga y Leticia Cossettini, maestras argentinas. “Cuando empezamos a profundizar en lo que habían hecho estas mujeres, nos enamoramos, nos maravillamos de ese tipo de escuela que pone en el centro al niño o a la niña que aprende y rodeado de la vida misma”.

Reglamentación provincial

González comentó que si bien en la Ley de Educación Nacional (Nº 26.206) “esta mencionado y reconocido todo nuestro movimiento, cabe a cada provincia aplicar y reglamentar esa posibilidad y acá, en la provincia de Córdoba, no solamente no se ha reglamentado, sino que hasta se ha recortado el párrafo que nos reconoce a las escuelas cooperativas y a las escuelas de gestión social”.

Es por ello, que chicos y chicas tienen que rendir un examen cuando llegan a sexto grado. “La escuela tiene 22 años y hace 20 que todos los sextos grados pasan por esa experiencia de ser evaluados en una escuela pública y lo hacen con muchísima suficiencia académica y es una experiencia que como lo hacemos bajo nuestra filosofía, también imprime un trabajo en equipo muy grande, muy transversal desde todas las áreas que siempre se pasa con éxito y con mucha emoción”.