La Cooperativa de Trabajo Pilmaiquén Ltda. nació en El Hoyo (Chubut), tras una de las catástrofes más devastadoras de la comarca andina, ocurrida el 9 de marzo de 2021. Así fue cómo surgió esta organización, cuya matriz fue, inicialmente, la producción agropecuaria, y que luego amplió su objeto social a la construcción.

“El incendio nos dejó con lo puesto. Solo pudimos rescatar a nuestras mascotas y algunos animales. Perdimos el 100% de las producciones, las casas y las herramientas”, relató la secretaria de la entidad, Jésica Castillo. Pero la tragedia no solo tuvo origen en factores naturales: “Hay una parte que es producto de la naturaleza y otra de la mano humana, como los negocios inmobiliarios o la megaminería. La mayoría de los focos fueron intencionales, pensados para días de mucho viento”, denunció la cooperativista.

El fuego arrasó tanto con especies implantadas como con vegetación nativa, lo que produjo un impacto ambiental duradero: “Después del incendio, comenzaron a registrarse vientos que antes no existían. Al no haber más cobertura vegetal, el ecosistema quedó desprotegido”, explicó. A ello se sumó el daño irreparable sobre la fauna silvestre, muchas veces invisibilizada.

Frente a este escenario, la cooperativa se consolidó rápidamente. Obtuvo su matrícula en diciembre de 2021 y comenzó a trabajar en enero del 2022. “Conformarnos como cooperativa nos permitió acceder a los primeros trabajos para las familias socias. Además, muchos ya veníamos del rubro de la construcción, así que sumamos ese servicio también”, detalló Castillo.

Durante el año 2022, la Cooperativa Pilmaiquén trabajó con el Municipio de El Hoyo, que entonces contaba con una gestión afín al movimiento cooperativo. “Hubo un impulso importante, se dividieron las tareas por etapas entre varias cooperativas de la zona, y eso permitió crecer de manera equitativa”, valoró la secretaria de la entidad.

En paralelo, el sector agropecuario de la cooperativa recibió un impulso clave a partir de un proyecto del Conicet orientado a mitigar el impacto de la mosca de alas manchadas, una plaga que afecta los cultivos de fruta fina. “En 2022 pudimos volver a cultivar y en 2023 ya comenzamos a comercializar frambuesa y mora a granel”, contó la trabajadora.

La producción, aunque aún acotada por la juventud de las plantas, logró insertarse en el mercado local gracias a su sello de agroecológica. “No usamos químicos. Solo implementamos cosecha temprana para evitar la plaga. Nuestra fruta es muy buscada en la comarca”, indicó la cooperativista. Hoy venden a restaurantes y dulcerías de El Hoyo y Lago Puelo. Además, Castillo se formó para poder pensar, en el futuro, en una posible exportación.

Actualmente, la producción agropecuaria de la Cooperativa Pilmaiquén se organiza en cuatro unidades productivas, cada una a cargo de una familia asociada. Esta actividad representa una fuente de ingresos fundamental para su subsistencia.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en Radio 10 Salta (Salta).

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