En estos días se desató una polémica en una de las áreas más sensibles como lo es la recolección y reciclado de residuos, que es un punto que la inmensa mayoría de las ciudades del país no han podido resolver, ya sea por falta de voluntad política o por el entramado complejo que conllevaba, fundamentalmente humano.
A su basural a cielo abierto asistían familias completas a buscar alimentos día a día, y en los últimos años diferentes organizaciones sociales han hecho pie para organizarlos e intentar mejorar su calidad de vida,entre ellas el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) a través de la Cooperativa Mundo Reciclado.
Entre 2022 y principios de 2023 lograron que la Municipalidad de Concordia firme un convenio, a través del Ministerio de Ambiente y el Banco Interamericano de Desarrollo, para obtener el financiamiento y construir una planta recicladora, incluyendo a esa gente que ya estaba allí,organizados y nucleados en la mencionada cooperativa, que tiene varias unidades en varias ciudades del país.
Se terminó la gestión municipal en diciembre de 2023 sin cumplirse los objetivos establecidos en el marco de la sustentabilidad prometida, y la nueva administración estatal quiso deshacerse de la cooperativa, con la promesa de pasarlos a planta permanente. Sin embargo, desde el MTE denuncian la maniobra diciendo que no es así, que se trata de una “cuestión ideológica”, al querer vincularlos al dirigente Juan Grabois, “es mentira porque las cooperativas son de sus socios, si se hubiesen acercado se hubiesen dado cuenta la forma en que se trabajaba, todo estaba en blanco, se facturaba, bancarizado, todo se puede demostrar”.
El Portal de las Cooperativas entrevistó a la integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores, Ludmila Fernández.
Aclaró que su rol es acompañar los procesos de organización del trabajo de la economía popular,tanto en la actividad del reciclado como en otras ramas del MTE como la producción rural, textiles,construcción, entre otros, “buscamos saltear los intermediarios que son los que se llevan la mayor parte del fruto de su trabajo”.
Dijo que el basural a cielo abierto de Concordia tiene más de 50 años de vigencia con muchas familias que vivían de lo que producían en la recolección, clasificación y venta de los materiales que llegaban mezclados con todo lo que se considera basura, “estamos hablando de cuatro generaciones de familias”.
A través del Ministerio de Ambiente y el Banco Interamericano de Desarrollo, la Municipalidad de Concordia firmó un convenio donde consiguieron el financiamiento para construir una planta recicladora de residuos que incluía conceptos de inclusión social y laboral, incluyendo justamente a esa gente que trabajaba ahí.
Según Fernández este plan no sólo se hizo en Concordia, sino también en Formosa y en otras ciudades del país.
Pero, aclaró, antes de ponerlo en marcha se acercaron al Municipio para ver cuál era su plan de inclusión social, ”nos dimos cuenta que no la había y faltaba un mes, porque junto a la inauguración de la planta se producía el cierre del basural a cielo abierto, por ende había 100 familias que se quedaban sin su medio de subsistencia”.
Allí colaboraron en su proceso de organización hacia el interior de la planta, en lo que es capacitación en cooperativismo “porque si bien estaban organizados con cierta lógica cada uno trabajaba para sí mismo. Fue algo complejo porque no había nadie dispuesto a hacerlo desde el Estado”, reprochó.
El 6 de enero de 2023 cerró el basural a cielo abierto, abrió la planta y esas 100 familias entraron a trabajar. Aquí Fernández da una explicación: “la Federación de cartoneros puso a disposición su herramienta que es la Cooperativa Mundo Reciclado que tiene 20 años de experiencia en todo el país y que se construyó con la intención de comercializar los materiales a nivel nacional, no es porque nos gusta centralizar en Buenos Aires, eso nos permitía negociar los precios de los materiales con la industria en una correlación de fuerza mucho mayor, porque no estabas negociando una cantidad de material de tu unidad productiva sino por la cantidad de materiales que producen en todo el país”.
De esa forma,insiste, evitan a quienes le compran en las ciudades al precio que quieren y sólo por enfardar y comercializarlo le sacan un precio mucho mayor.
La mujer aclaró que cada unidad productiva funciona con sus propios acuerdos y lógicas, “siempre en un sistema cooperativo”.
“La cooperativa es la misma y es lo que esta gente siempre termina discutiendo (en referencia a la actual gestión Municipal de Concordia), porque dicen que son personas de Buenos Aires que viene a trabajar y no es así, las cooperativas tienen matrícula nacional y sus trabajadores son ciudadanos de cada territorio, no estamos exportando gente”.
Durante el año reclamaron que el Estado municipal nunca se hizo cargo de la parte que les tocaba en cuanto a un plan de inclusión social, sino que, además, no hubo un plan de gestión de los residuos en la ciudad.
Puso en relieve una situación con el tamaño de la planta “estaba construida para procesar 15 toneladas de material reciclable por día y ellos recibían en torno a las 100 toneladas de basura por día. Era una maquinaria sobre exigida y por ende necesitaba mayor mantenimiento, con insumos caros que deben traerse de Buenos Aires”.
Relató que, como suele suceder, fueron los mismos trabajadores los que terminaron comprando los elementos básicos como los alambres, las grasas, los compresores, la maquinaria para limpiar y los repuestos.
“Obviamente que ese producido no alcanzaba para abastecer lo que se requería, entonces cuando llega la nueva gestión y dice ‘la planta no está en condiciones’, tienen razón, pero si van al archivo verán los reclamos realizados, y verán que no fue por descuido de los trabajadores”, recalcó, al momento que recordó que también pedían que se cumpla con la separación de residuos en los lugares de origen, cosa que tampoco hizo el Municipio.
Para ella en la actualidad hay una clara confrontación ideológica que no tiene nada que ver con la forma de trabajo, “aunque esté encubierto detrás de ese discurso cuestionando a la cooperativa”.
Molesta, enfatizó en que esta movida es “para desacreditarnos ante la opinión pública, se decían mentiras en cuanto a la forma de repartija de los excedentes; con esto corrieron a la Cooperativa Mundo Reciclado de la administración de lo recolectado. Prometieron pasar al staff de planta permanente a esos 100 trabajadores, lo cual lo celebramos si existe la voluntad del Municipio, pero no es verdad, sólo lo hicieron para lograr un consenso dentro de los trabajadores. Ahora lo que les dicen es que pondrán a administrar a otra cooperativa, (Recicladores del Litoral) de la que es parte Leonardo Galarza, quien fue designado por el Municipio como director de la planta de reciclado El Abasto”, denunció.
Fernández dice que no les mejorarán a la gente las condiciones contractuales ni sus ingresos.
“Vale aclarar que el municipio nunca se contactó con otros, directamente hablaron con los trabajadores y generaron acuerdos con los que pudieron, y los que mostraron resistencia les dijeron que ‘si les gustaba, bien, sino ahí estaba la puerta’”, denunció.
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