Las Cooperativas de Trabajo Baires Cero, Diego Duarte y El Ceibo proveyeron de material reciclado, recolectado de las viviendas de la ciudad de Buenos Aires, a los artistas Jessica Trosman y Martín Churba, quienes lo utilizaron para la creación de una obra de arte.

Humana es una obra compuesta casi en su totalidad por material reciclado. En el marco de la Cumbre Mundial de alcaldes C40 sobre el cambio climático, la Usina del Arte inauguró la instalación aérea, durante La Noche de los Museos.

La escultura hace patente las acciones urgentes frente al calentamiento global y el desafío de la carbono neutralidad. Mientras las tres Cooperativas brindaron la materia prima indispensable, la dupla Trosman Churba trabajó durante dos meses en un taller, dentro de la propia Usina, para crear los agrupamientos de basura ya procesada y seleccionada, y conformar los grandes objetos escultóricos que cuelgan del techo de la institución.

Cada una de esas esculturas, variadas en forma y colores, configura una suerte de elipse ascendente de masas móviles, que mantienen algunas huellas de una existencia previa, luego descartada y tratada por los artistas con la técnica de termo estampación, que permitió combinar materiales y lograr texturas que se vinculan con las producciones textiles previas de ambos diseñadores.

Mirada artística de las problemáticas actuales

Para la obra se inspiraron en las montañas de basura y en la imagen de una columna de humo que asciende, pero como explicó Trosman, sobre el conjunto que se eleva escalonadamente: “Se va al cielo, lo levitamos un poco porque queremos que esté a escala humana, pero al mismo tiempo tiene algo espiritual, hay algo que te invita a pensar”.

“En parte estuvo presente todo el tiempo como el basural, que no le pudimos poner ese nombre lamentablemente porque está prohibido ese término en el gobierno porteño”, pero Churba contó a continuación, que ante esa restricción “aparece la creatividad” que deriva en la afirmación “que la basura es humana”, algo que se traduce en esa tensión del nombre asignado en la obra.

En la ciudad “los basurales se tienen que llamar centro de recuperación urbana, que resignifican el rol de la basura dentro de la sociedad y eso es muy loable”, aclara a continuación.

Sobre la experiencia en concreto y el trabajo tan cercano con los recuperadores en un ámbito tan especial, Churba indica que “fue entender las dinámicas y las tensiones” lo que les permitió concretar la obra dentro del proyecto artístico y el ambiental como centro, al “transformar la basura en soporte para el arte”, a lo que califican por momentos como “una materialidad mágica”.

Fuente: Agencia Télam.