Con una historia que nace del vaciamiento empresarial en 2014, el proyecto prioriza la sostenibilidad laboral sobre la rentabilidad, manteniendo precios accesibles y especialidades españolas en un sector golpeado por la recesión. El presidente de La Robla Cooperativa de Trabajo Ltda., Carlos Delucca, relató: “Anticipamos el vaciamiento asesorándonos con cooperativas que ya lo habían vivido. Tomamos control antes de que cerraran las puertas, pero hoy enfrentamos una tormenta perfecta: servicios que se disparan y clientes que desaparecen”.

El dirigente detalló que la estrategia de supervivencia se basa en dos pilares: “Proveedores que nos extienden líneas de crédito flexible y una clientela fiel que valora no solo nuestra comida, sino nuestro modelo de gestión. Sin eso, ya habríamos cerrado como muchos restaurantes convencionales”. La carta mantiene precios contenidos para no excluir a comensales habituales, priorizando volumen sobre margen.

El local -ubicado en Chacabuco 82, a metros de Avenida de Mayo- se especializa en pescados, mariscos y tortillas españolas, aunque ampliaron la oferta con pastas y minutas para captar consumidores más afectados por la crisis. Delucca admite: “adaptarnos duele: nuestro ADN es la cocina ibérica, pero incorporamos platos de costo controlado para que la gente siga viniendo”.

Sobre el contexto sociopolítico, el cooperativista reflexiona: “Los medios fomentan el individualismo, pero la salida siempre es colectiva. Lo vivimos cuando nos recuperamos del vaciamiento y lo reafirmamos ahora: sin red de proveedores y clientes comprometidos, no existiríamos”. El dirigente concluyó: “No somos ajenos a la crisis, pero cada plato que servimos es un acto de resistencia. Ojalá pronto podamos hablar de proyección y no solo de supervivencia”.

Fuente: Elaboración propia a partir de entrevista realizada en FM Frecuencia Zero (CABA).

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