Omar Lenher recuerda el impacto de las medidas económicas tomadas por la dictadura cívico militar eclesiástica (1976-1983) en las organizaciones solidarias de la región del Valle Inferior de Río Negro.

Este 24 de marzo se cumplieron 45 años del último golpe cívico-militar-eclesiástico en Argentina que dio comienzo a una hoja negra en la historia argentina en la que se instaló un modelo económico contrario al interés de las mayorías y que sigue condicionando el presente. Al año del golpe, fue Rodolfo Walsh quien en su Carta Abierta a la Junta Militar manifestaba: “En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada”.

Omar Lenher ejerció como ministro de Economía de la Provincia de Rio Negro durante la gobernación de Mario Franco desde 1973 hasta poco antes del golpe de estado de 1976, época en que surgieron distintos proyectos industriales en el Valle Inferior. Lenher, quien también fue asesor y contador independiente de la Cooperativa 20-A, de la Cooperativa de Empleados Públicos y de la Cooperativa del Personal del Idevi, recuerda cómo estaba la producción de tomate en la región, el potencial de la zona y la caída consecuencia de la política económica de la dictadura.

La Cooperativa 20-A, también conocida como La Tomatera, nucleaba productores de tomate del Instituto de Desarrollo del Valle Inferior (Idevi) y tenía un galpón de empaque en El Juncal en las cercanías de Viedma. La Cooperativa desarrolló la comercialización de tomate pintón que se embalaba allí con destino al Mercado Central. También se enviaba en camiones hasta Comodoro Rivadavia. Los asociados de la Cooperativa también entregaban la producción a la fábrica que estaba en el Parque Industrial. Otro destino era El Hogar Obrero, para sus supermercados.

Lehner recordó: “En mi estudio se hacía la liquidación del tomate que los productores entregaban a la fábrica, para el pago de la materia prima recibida” y agregó: “A mediados de los años 70 la zona tuvo su mejor producción de tomates perita, con casi 2 mil hectáreas plantadas y unos 60M de kilos de cosecha”.

A partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 comenzó a implementarse un conjunto de medidas económicas que tuvieron un gran impacto, produciendo transformaciones sustanciales en el funcionamiento de la economía argentina.

Probablemente, el mayor efecto de estos cambios haya sido el de modificar el peso y el balance de poder entre sectores e intereses económicos, locales y externos, dando paso a un tipo de economía que se diferenciaría claramente de la prevaleciente en la etapa sustitutiva de importaciones. Se iniciaba así un nuevo modelo económico basado en la acumulación rentística y financiera, la apertura irrestricta, el endeudamiento externo y el disciplinamiento social.

Lehner recordó que durante la última dictadura, con Martínez de Hoz, empezó a ingresar tomate enlatado de Italia o California, más barato que el que se envasaba acá, en plena zona de producción de tomates. “Ese proceso de destrucción de las economías regionales y de la Industria Nacional que se llevó adelante en esa época, con el sistema del liberalismo que siempre está al acecho, hizo que no se pudiera plantar tomates ya que si venía del exterior se compraba más barato”, consignó quien fuera varias veces candidato a gobernador de Río Negro en democracia.

Luego recordó: “En la Sección Consumo de la Cooperativa había latas de conservas de tomate de Italia. Vendían las latas· importadas del mismo producto que ellos cosechaban”. Esto restó mercado al tomate del ldevi y los productores cambiaron su cultivo por otras hortalizas, frutales, ganadería, cereales. Sólo se produjo tomate para el consumo local, pero la Cooperativa 20-A disminuyó su actividad al mínimo. Desde entonces en la zona de Viedma no volvió a haber emprendimientos de producción de tomate de este calibre.

Cabe recordar que, durante la dictadura cívico-militar en Argentina, desde 1976 hasta 1983, se perdieron 700 mil puestos de trabajo en la Industria Nacional; 50 mil pequeñas y medianas empresas fueron cerradas. Los trabajadores y trabajadoras pasaron del 48% al 30% en su participación en la distribución de la riqueza. El funcionamiento de las Cooperativas se vio afectado por políticas de desaliento al cooperativismo, la apertura de las importaciones, la instalación de supermercados de cadenas mundiales y altos intereses para financiarse con la Resolución 1050 de Martínez de Hoz y la eliminación de las Cooperativas de crédito.